El presunto narcotraficante José Miguel López Calzado fue asesinado a balazos el 7 de agosto de 2004 en Sant Josep.

En definitiva, Fiscalía dice que la prueba indiciaria es del todo insuficiente para formular acusaciones. En su escrito, el fiscal pide al Juzgado de Instrucción Número 1, que llevó el caso desde el primer momento, que haga comparecer de nuevo a las partes y que, en el previsible supuesto de que las acusaciones particulares no estén de acuerdo con el sobreseimiento, se instruyan nuevas diligencias.

Hace un año el juez Juan Carlos Torres, titular de Instrucción 1, lamentó que la Guardia Civil aportara lo que calificó como «sólo indicios» pasados diez meses del crimen y nueve meses desde que se sucedieron las primeras detenciones. Entonces, el magistrado mostró su «decepción» por las críticas que recibió durante la instrucción, y desveló que la Guardia Civil tuvo desde el mismo día del asesinato indicios de que algunos de los sospechosos, ya identificados y localizados, se hallaban en la isla. Ante esta situación, quiso hacer pública su incomprensión acerca de por qué no se les arrestó, facilitando de esta forma una rueda de reconocimiento que tuvo que no pudo realizarse hasta junio de 2005. Tras su detención, los tres principales sospechosos explicaron sus coartadas al juez Torres y, por el momento, no han podido ser rebatidas. Sin embargo, los investigadores de la Guardia Civil consideran que los detenidos son muy posiblemente los autores materiales del crimen, lo que a su juicio queda avalado por multitud de pruebas concluyentes que todavía forman parte del secreto sumarial. Su explicación del asesinato mezcla móviles económicos y pasionales. Según estos investigadores, la víctima debía dinero por narcotráfico y, además, éste mantuvo una relación sentimental con una ex novia de quien, presuntamente, ordenó su asesinato.