Diez horas duró la fiesta de Comunión que el pasado 14 de mayo acabó en es Viver con un hombre detenido por golpear presuntamente a su hijo de tres años y a su mujer. La celebración se interrumpió sobre las once de la noche después de que dicha persona se viera implicada en una pelea con otro invitado.

Todos los testigos restaron ayer, en el juicio a dicha persona, importancia a lo sucedido y el propio acusado aseguró que lo único que hubo por su parte fueron «manotazos» cuando intentaba regresar a la fiesta para saldar la supuesta afrenta que había sufrido. «John estaba eléctrico de tanta cerveza que había bebido», explicó ante la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez, el organizador del evento.

Según sus propias manifestaciones, lo normal era rodar por el suelo por el estado resbaladizo del suelo. «Nada más llegar empezamos a bailar y a beber y enseguida nos mareamos. Allí estaba todo el mundo patas arriba», añadió. John Alexander S.A. se vio apoyado por su mujer, quien, como hizo días atrás en el juzgado, negó tajantemente que ella hubiera sido objeto de una agresión y menos aún su hijo de tres años cuando el menor descansaba en sus brazos. Ésta aseguró que el hematoma que sufrió en un ojo precisamente se lo ocasión al perder el equilibrio mientras bailaba y justificó que su hijo sangrara por la nariz por una dolencia que había motivado otras visitas al hospital. «En la pelea me metí en medio porque lo único que quería era llevármelo a casa», agregó. «Hubo que quitarse los tacones porque las caídas por el estado del suelo eran continuas», explicó otra de las asistentes a la fiesta.