Vecinos de Sant Josep, un grupo de ellos afincado en Sant Jordi, están ahora mismo pendientes de sendas sentencias judiciales en las que se van a dirimir conflictos entre propietarios e inquilinos, residentes en un mismo inmueble, que terminaron violentamente. En uno de los casos, dos hombres acabaron enzarzados en una pelea y, en el otro, la Guardia Civil resolvió con detenciones su intervención después de que la denunciante pidiera ayuda tras ver parte de sus enseres en la calle. En este último suceso, la acusación particular pide una condena de un año y nueve meses de cárcel al responsabilizar a los dos acusados, un matrimonio, de un delito de coacciones.

El primero de los sucesos ocurrió el pasado 20 de enero después de que un largo conflicto entre una pareja que vivía en un almacén contiguo a la vivienda del propietario, y a la que supuestamente le cortaron la luz y el agua tras negarse a pagar un alquiler más alto, se resolviera a golpes. La pareja había terminado residiendo en dicho habitáculo después de que ellos mismos hicieran obras en su interior, reformas que incluyeron la instalación de un aseo.

Ambos acusados se enfrentan a pagar una multa superior a los 3.000 euros por las lesiones que sufrió el propietario del almacén, un hombre que en el juicio aseguró haberse visto agredido cuando, después de que éstos llevaran un año sin pagarle el alquiler, se produjo un encuentro entre todos ellos en el exterior de la vivienda. Ello sucedió cuando, según sus palabras, temió que le robaran los perros. Lejos de todo ello, los dos acusaron relataron que la última discusión tuvo lugar cuando el arrendador volvió a cruzar insultos con la mujer. «Llegó a quitarse la chaqueta y todo cuando le pregunté qué pasaba. Se hizo daño cuando ambos nos agarramos, pero no lo toqué. Ahora dice que le duele el brazo, pero siempre cuenta lo mismo y no por eso deja de cortar leña», se defendió uno de los sospechosos.