Un vecino de Platja d'en Bossa que supuestamente atemorizó a su
familia obligándola a dormir en un coche ha sido condenado a una
pena de una año y medio de prisión. Esta ha sido la decisión del
juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa después de que el
sospechoso, que ahora se halla preso, tuviera que sentarse en dos
ocasiones en el banquillo para resolverse si llegó a amenazar a su
mujer diciéndole que «no iba a llegar a los 40», en lo que fue
presuntamente un último capítulo de violencia doméstica que vivió
la familia. Tanto el fiscal como la acusación particular pedían una
pena de dos años de prisión para dicha persona, que no contaba con
antecedentes por malos tratos.
El acusado, de 40 años, no quiso declarar en un principio pero,
tras arrepentirse de esta decisión, aseguró a la jueza que la
denuncia que motivó su detención por la Guardia Civil fue
consecuencia de un montaje urdido por su mujer después de que ésta
no quisiera aceptar que le abandonase. La pareja, natural de Ciudad
Real, convivía desde hace 17 años, los tres últimos en Eivissa
donde el cabeza de familia, padre de uno de los dos hijos, de 19 y
16 años, había encontrado trabajo como albañil.
El sospechoso fue apresado el pasado 12 de diciembre cuando
rondaba su domicilio. Según la afectada, durante los nueve días
anteriores se había visto obligada a ir a dormir con sus dos hijos
a un coche de su propiedad ante el temor de que ocurriera algo muy
grave. En los últimos siete meses, los insultos y amenazas era
supuestamente continuos avisos que, incluso, iban a acompañados de
escupitajos, según la denunciante.
La víctima de este suceso, que como sus dos hijos declaró en el
juzgado amparada por un biombo, relató durante el juicio distintas
vicisitudes que evidenciaban su desazón al ver truncadas sus
esperanzas en convertir en una balsa de aceite la difícil relación
con su nueva pareja.
La anterior pareja falleció en un accidente de tráfico y,
durante este tiempo, su propio padre resultó malherido un disparo
en la cara tras un conflicto familiar. Ella misma también relató
que la Guardia Civil, en su anterior domicilio en Ciudad Real,
requisó al ahora acusado una pistola tras una pelea conyugal, hecho
que la afectada no quiso denunciar.
Falsa esperanza
«Esperaba que se solucionara todo. Lejos de resolverse, todo ha ido
empeorando y ya no hay ninguna comunicación ni sé lo que se le pasa
por la cabeza», explicó en la vista la denunciante. Durante el
juicio también salió a relucir que el abuelo del sospechoso
supuestamente llamó a uno de sus nietos para reprocharle que el
acusado estuviera en prisión y advertirle de que toda la familia
estaba siendo vigilada durante las 24 horas del día. «Me dijo que
en mi conciencia iba a quedar todo», dijo uno de los chicos oculto
por el biombo.
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