El asesinato ayer de un matrimonio de mediana edad y su hijo de 24
años durante el atraco de la joyería que regentaban en
Castelldefels ha conmocionado a toda la ciudad, estupefacta por
haber sufrido en las últimas semanas varios actos delictivos de
gran violencia. Las tres víctimas, propietarios de la Joyería Royo,
han fallecido a golpes de machete durante el atraco perpetrado
hacia las 11.00 horas por dos delincuentes que han sido detenidos
poco después en las inmediaciones del lugar por agentes de la
Guardia Urbana.
Los vecinos y testigos casuales del suceso han subrayado la gran
violencia empleada por los atracadores, que han acabado en pocos
minutos con la vida de tres personas, sin que los servicios médicos
que se han desplazado al lugar hayan podido hacer nada para
salvarles. Fuentes policiales han explicado que el propietario de
la joyería Royo se habría resistido a los atracadores y uno de
ellos le ha asestado con el machete un golpe en el cuello que le ha
seccionado la yugular, lo que le ha provocado la muerte.
Los atracadores han herido después mortalmente en el abdomen al
hijo del joyero, y a la madre de éste le han producido múltiples
heridas por todo el cuerpo, a consecuencia de las cuales ha
fallecido, aunque, al parecer, tuvo tiempo antes de salir a la
calle a pedir ayuda. José Caballero, propietario del taller de
coches que se encuentra justo enfrente de la joyería, ubicada en la
calle Antonio Machado, en el barrio de Vistaalegre, ha explicado
que ha salido rápidamente a la calle cuando ha oído los gritos de
la mujer pidiendo ayuda y anunciando que «se desangraba». «La
ambulancia ha tardado 45 minutos en llegar y cuando lo ha hecho ya
no ha podido hacer nada por ella», ha lamentado este vecino, quien
ha destacado que el matrimonio y su hijo eran muy conocidos en el
barrio, porque llevaban más de 30 años regentando la joyería. El
hijo, además, jugaba en el equipo de baloncesto local de la ciudad,
por lo que también era muy conocido. Alicia, la dependienta de una
de las paradas del mercado municipal junto al que se encuentra la
joyería, ha relatado que al oír los gritos ella y otras muchas
personas del mercado han corrido a ofrecer auxilio a la familia,
aunque no han llegado a tiempo. «Todavía los recuerdo ayer, aquí,
en el mercado, tomando un café y haciendo broma», ha apuntado. Un
joven explicó que vio a los dos delincuentes corriendo por la calle
e intentando esconderse.
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