La embarcación siniestrada, el llaüt «Brinca», no llegó a hundirse y tan solo presentaba una fractura a estribor.

La Guardia Civil ha concluido su investigación sobre el suceso que en la tarde noche del pasado 17 de octubre le costó la vida a un pescador de Formentera de 70 años. La investigación policial ha resuelto que el llaüt «Brinca», embarcación en la que faenaba la víctima tras fondear a milla y media de la paya de Cala Saona, fue abordada por la lancha «Besuc» cuando la primera se hallaba presumiblemente sin luces de posición, una sospecha que se barajó momentos después del siniestro.

El instituto armado, tras una minuciosa investigación emprendida por agentes del Grupo especial de Actividades Subacuáticas (Geas), también ha concluido que el llaüt no podía navegar a la hora en que ocurrió el abordaje por sus características técnicas y licencia. Dicha embarcación sólo contaba con autorización para estar en el mar entre el orto y el ocaso. El accidente ocurrió sobre las 20.20 horas, cerca de 40 minutos después de que tuviera lugar la puesta de sol.

Antonio Torres murió como consecuencia de las heridas que sufrió en el torso por la hélices de la lancha tras caer al mar tras ser abordado el llaüt, según el informe forense y la conclusión de las investigaciones policiales.

Al respecto, la investigación debía averiguar si la lancha navegaba o no a velocidad adecuada. El atestado recoge que todo indica que la lancha, ocupada por dos personas, surcaba el mar a una velocidad moderada. Según el informe, si esta embarcación hubiera ido muy rápida, su quilla habría partido en dos al barco pesquero, suceso que no ocurrió. En la evaluación de los daños se acreditó que el llaüt sólo presentaba una pequeña fractura a estribor y que en ningún momento llegó a hundirse. En su interior, de hecho, se encontraron varios relojes que aún funcionaban. Las pesquisas, a su vez, descartaron cualquier indicio criminal y dejaron claro que sólo fue un fatal accidente.