La sospechosa estaba pendiente de ser localizada desde hace dos
años que se interpusiera una querella criminal en los juzgados de
Eivissa en la que se exponía el supuesto fraude del que fue objeto
una mujer de la isla que llegó a pagar sin resultado alguno hasta
30.000 euros para curarse de los fuertes dolores de cabeza que
padecía siguiendo un tratamiento de hierbas y velas negras.
Las pesquisas que se han llevado a cabo han permitido dar con el
paradero de la curandera que trataba a la víctima después de que se
hicieran indagaciones en distintos puntos de Balears y de la
Península que llevaron la investigación, incluso, hasta Andorra.
Una vez citada por el juzgado, ésta compareció en el Palacio de
Justicia de Palma, pero se negó a declarar. La causa ahora continúa
instruyéndose en espera de que se den los últimos trámites
judiciales y se puedan presentar formalmente los escritos de
acusación.
Dicha persona, que anunciaba en prensa sus supuestas dotes
sanadoras y adivinatorias, disponía al menos de una consulta en
Palma, según la información recogida por este periódico. No ha
trascendido si la 'medium' llegó a suspender sus actividades y
abandonar Mallorca tras ser objeto de más denuncias pero el caso es
que su paradero había sido hasta hace poco una incógnita .
La mujer ibicenca que ha denunciado su caso y que se halla a la
espera de una respuesta judicial contactó con la sospechosa hace
ahora cinco años después de que la medicina tradicional no mitigara
los dolores crónicos de cabeza que sufría desde hacía tiempo.
La curandera le pidió por teléfono que siguiera un tratamiento a
base de infusiones de hierbas, Al parecer, la sospechosa, que
también hizo gala durante su conversación de tener poderes
paranormales, estuvo mandándole contra reembolso las hierbas tras
diagnosticarle que su mal era consecuencia de las medicinas que
había tomado mal aconsejada por los médicos.
La 'medium' requirió semanas más tarde a la enferma a que
viajara a Palma para una consulta persona por la que le cobró
200.000 pesetas. Al parecer, la adivinadora cambió allí su
diagnóstico y aseguró -siempre según lo que obra en la causa- que
la enfermedad no procedía ya de problemas internos en el organismo
sino que provenía de influencias externas y de espíritus que la
estaban asediando. El nuevo tratamiento -también contra reembolso-
consistió en rituales con unas velas negras que se debían quemar y
enterrar. Pasado un año y medio y sin resultados, la familia esimó
que se había gastado 30.000 euros para nada.
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