Los dos sospechosos regresaron a la isla para entregarse a la Guardia Civil cuando ya se les había localizado.

El juzgado está continuando la instrucción de las diligencias que el pasado mes de junio se abrieron por el apuñalamiento de un vecino de Sant Antoni de 33 años, víctima de la supuesta venganza de dos hermanos que quisieron zanjar una supuesta deuda de honor, con ambos sospechosos en libertad provisional bajo fianza.

Ambos ingresaron en prisión en su día después de que se entregaran a la Guardia Civil tras regresar a la isla después de viajar precipitadamente a Andalucía y enterarse de que estaban en busca y captura. El responsable del juzgado de Instrucción número 2 de Eivissa, sin embargo, tras valorar al menos dos escritos del abogado de los dos encausados decidió el pasado mes de agosto, menos de un mes después del suceso, la puesta en libertad de ambos sospechosos. Todo ello se realizó después de que entregaran en el juzgado una fianza de 7.000 euros.

La medida, pese a todo, vino acompañada de un mandato judicial que impide el acercamiento o la comunicación de alguno de los imputados con la víctima, según la información recogida por este periódico. Ambos, de 33 y 35 años, se mostraron muy arrepentidos tras pasar la primera vez a disposición judicial y aseguraron en su descargo que habían actuado muy bebidos. En caso de peligro, la víctima puede dar aviso a la Guardia Civil para que se proceda a la detención de cualquiera de los acusados que puedan generar una nueva y potencial situación de peligro para la víctima.

Dicha persona recibió varias puñaladas en el abdomen cuando se hallaba en un bar de la calle Soledad viendo un partido de fútbol.

La agresión tuvo lugar una semana después de que éste hubiera hecho un comentario a las mujeres de los sospechosos cuando se las encontró en un patio vecinal y éstas llamaron a sus hijos para que no se acercaran a un perro que paseaba el hombre que luego resultó acuchillado. Según la investigación del caso, éste, al escuchar como las mujeres decían a los niños que no se aproximaran para evitar el contagio, quiso hacer una broma y espetó a su perro que lo mejor era que ellos se fueran enseguida no fueran a ser ellos los afectados.

Los dos hombres, al parecer acompañados por una de las mujeres, dieron días después en un bar con el paradero de su vecino. Éstos, armados con cuchillos y cadenas, se abalanzaron sobre él sin darle opción. Varias personas corrieron en su ayuda, a la vez que se llamó a una ambulancia. Ambas circunstancias evitaron que este hombre se desangrara en plena calle Soledad.