La investigación policial ha resuelto que presumiblemente los tres
sospechosos, dos de ellos contratados para llevar a cabo tareas de
protección en el establecimiento afectado, urdieron una trama para
simular un atraco. El juez ordenó ayer el ingreso en prisión de
D.D.C., de 33 años y persona que supuestamente irrumpió en el club
cubierto con un pasamontañas y armado con una pistola. Las
gestiones efectuadas por la Policía Judicial también han
determinado que éste llegó a visitar una peluquería después del
robo para cambiar su aspecto.
Los otros dos acusados, J.E.M.G., de 38 años, y F.D.S.R., de 36,
quedaron en libertad provisional mientras se sigue la instrucción
del caso y se aclara su presunta complicidad. Se da la
circunstancia de que D.D.C. trabajaba para uno de los anteriores
como empleado en una empresa de servicios que éste gestionaba.
Comisaría informó ayer de que el robo ocurrió a primera hora de
la mañana del pasado día 6. Según la información recogida por este
periódico, el encapuchado sacó su arma y encañonó al menos a uno de
sus supuestos cómplices poniéndole la pistola en la cabeza. Tras
ello, el ladrón se apoderó de una cantidad que, según las fuentes,
ronda entre los 80.000 y 90.000 euros. La policía acudió al citado
club, ubicado en un edificio de la Avenida 8 d'Agost , tras recibir
una llamada del 112 que informada del robo.
Sin embargo, no se llegó a presentar denuncia alguna por lo
sucedido. Todo ello después de que a los agentes se les dijera que
era mejor no formalizarla.
El arresto de los tres acusados se concretó después de que a las
pruebas policiales recogidas, junto con las manifestaciones de
testigos presenciales, se sumaran las contradicciones detectadas en
las declaraciones de los sospechosos, testimonios que para los
agentes fueron de dudosa credibilidad.
Entre las pruebas recopiladas por la investigación, además,
figuró la declaración de una persona que presenció la huida del
supuesto encapuchado cuando éste ya se había quitado el
pasamontañas con el que había ocultado su rostro.
Al menos dos de los tres detenidos trabajaban en una empresa
mantenimiento. Según todos los indicios, los sospechosos, además,
realizaban tareas de vigilancia y protección sin contar con las
licencias y autorizaciones que son preceptivas en el sector que
engloba a las empresas especializadas eminentemente en el sector de
la seguridad. Estas últimas empresas ofertan servicios con
vigilantes debidamente cualificados para llevar a cabo distintas
misiones y así se lo reconoce la ley.
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