El incendio quemó ocho hectáreas de bosque y matorrales en la zona de Cala Xarraca.

BEA ROSELLÓ
El acusado, procesado por una supuesta imprudencia, también se enfrenta al pago de una cantidad que supera los 87.000 euros por los daños y gastos originados por este incendio forestal, ocurrido el 21 de agosto de 1999. Al menos cuatro fincas de propiedad privada se vieron afectadas por un fuego que los bomberos tardaron en dar por plenamente extinguido más de 72 horas.

Según el acusado, ingeniero al parecer en el Reino Unido, y la mujer que entonces convivía con él, se tomaron todas las precauciones necesarias para impedir que los rescoldos que hubieran podido quedar no prendieran en la vegetación cercana donde horas antes habían hecho una torrada para asar patatas.

El incendio, que tuvo lugar en s'Arracó, en una zona de Cala Xarraca conocida como es Portitxolet, se inició según todos los indicios a consecuencia de una hoguera que no fue convenientemente apagada.

Las llamas, sin embargo, aparecieron 24 horas después a dos metros del lugar donde se había hecho la torrada. La ex novia del acusado, que ayer testificó en la continuación de la vista oral por este caso, justificó esta circunstancia por la supuesta presencia de otras hogueras que se habían encendido por los alrededores. Este testimonio quedó puesto en duda por otras testificales e informes que apuntaban directamente al origen del fuego en la hoguera encendida por los turistas.

Además, dichas pruebas tampoco aludían, al parecer, a la existencia de otros restos en las proximidades que pudieran relacionarse directamente con las causas del incendio.

Los dos residentes en la casa aseguraron que se encontraron con las llamas al día siguiente cuando salieron al porche. «Entonces nos pusimos a echar agua alrededor para proteger la casa. Las llamas iban de un lado para otro por el viento», comentó la mujer que declaró ayer.