El comerciante y su abogado defensor argumentaron que todo fue un accidente. Foto: KIKE TABERNER

«Debió de írsele la 'olla'. No creo que quisiera matarme. Se ofuscó y alocadamente se vino hacia mí con un cuchillo en la mano haciendo el tonto. Cuando vio la sangre se quedó tan sorprendido como yo. Enseguida él mismo se ofreció para llevarme al hospital».

Este fue el testimonio de la persona que resultó herida de arma blanca en el pecho el 30 de junio de 2002 junto al restaurante 'Es Caliu' de la carretera de Sant Joan después que la víctima y un comerciante de Eivissa se enzarzaran en una violenta discusión. Al parecer, esta se produjo por las diferencias que mantenían uno y otro.

Su declaración, ayer ante la Audiencia Provincial, fue decisiva para que tanto el fiscal como la acusación particular decidieran retirar la acusación de asesinato en grado de tentativa que pesaba para el sospechoso y calificaran el caso de lesiones. Ello supuso bajar de once a tres años la condena pedida en un principio, independientemente de la indemnización solicitada.

También fue determinante la prueba aportada por la forense que reconoció al herido. El examen médico reveló que la puñalada estuvo a unos dos centímetros del corazón pero apenas afectó a algún órgano vital.La cuchillada, hecha con una hoja de 15 centímetros, sólo penetró unos cuatro centímetros y la propia forense fue clara cuando dijo que hubiera sido más profunda si se hubiera empleado más fuerza».

La defensa, al respecto, pidió la absolución del comerciante ya que el perito tampoco descartó que la cuchillada hubiera podido producirse de forma accidental.Esta fue la versión del acusado: «Él estaba muy nervioso. saqué un cuchillo del coche para defenderme de su acoso y, de pronto, tras romperme el cristal del coche y obligarme a salir de mi vehículo, se tiró en cima mía, clavándose el arma fortuitamente», comentó. «Estaba desesperado y en muy mal estado. Por eso saqué el cuchillo. Luego al ver que se marchaba y no me dejaba ayudarle fui a denunciar», agregó.