La cónsul Marie Laure Ferrario en su oficina de Sant Antoni durante el desarrollo de esta entrevista. Foto: MARCO TORRES

-Recientemente, han venido representantes de la ONG Recherches de Persones Disparues ha repatriar desde Eivissa a dos franceses con problemas mentales graves.

-Hay más casos, pero estos dos han sido seguidos por la asociación y tengo que decir que aquí en Eivissa encuentro mucha colaboración: en Cáritas, el área de psiquiatría de Can Misses, las policías y voluntarios que ven que necesito ayuda porque yo sola no puedo con todo. La verdad es que se lo tengo agradecer a todo el mundo. Ahora, Recherches de Persones Disparues busca un representante en España y yo les voy a ayudar a conseguirlo.

-¿Desde Recherches se piensa que Eivissa es un imán para algunos enfermos mentales de su país y de otros países de Europa?

-Puede ser, como decía el presidente de la asociación, que Eivissa les atraiga por su belleza y su oferta de ocio. Tal vez se piensan que van a encontrar el amor sublime en la isla y la naturaleza. Pero Eivissa no es el lugar idóneo si no tienes tu mente muy clara. Es una isla preciosa, pero hay que saber vivir aquí.

-Es usted cónsul desde hace seis años. ¿Cómo valora esta experiencia?

-Me nombraron, no lo busqué, pero lo acepté con sumo placer. Mis funciones son muchas. En primer lugar el asunto de los documentos y después prestar ayuda en cualquier tema a mis compatriotas. Algo que me entusiasma es la gente de Eivissa que se fue a Argelia o a Francia a trabajar. Algunos reciben pensiones del Gobierno francés y tengo mucho contacto con ellos. Son gente deliciosa. Muchos son franceses e ibicencos a la vez, Ferrer, Juan, Guasch... Les ayudo con sus asuntos administrativos y les quiero mucho. Me gusta mucho hablar con ellos acerca de su experiencia en esa parte del norte de Àfrica, que en aquellos momentos era Francia, y tienen un gran concepto del sistema de ayudas sociales de Francia.

-Pero en estos seis años no todo habrá sido miel sobre hojuelas, ¿o sí?

-Por desgracia hubo una época en la que hubo muchos suicidios de jóvenes [franceses en Eivissa]. Es muy desagradable. Yo me encargo de tramitar el asunto de la repatriación de los cuerpos. Recuerdo también con especial amargura el caso de un niño de dos años que se ahogó en una piscina de Sant Carles. Me encargo de apoyar y acompañar a la familia. También me afecta mucho los casos de las personas con problemas mentales.

-¿Cuántos franceses forman la comunidad gala en la isla?

-Es difícil dar cifras. Hay personas que vienen y se inscriben en el consulado y son unas 800. Estos están inscritos oficialmente y cuentan con las ayudas y becas del Estado francés. Esto, por ejemplo, les da preferencia para estudiar en el liceo francés de Barcelona y otras ventajas. Yo les animo a que se inscriban, Luego hay otras personas que viven en la isla temporadas largas de, por ejemplo, seis o siete meses y que no están inscritas en el Consulado.