-Recientemente, han venido representantes de la ONG Recherches de
Persones Disparues ha repatriar desde Eivissa a dos franceses con
problemas mentales graves.
-Hay más casos, pero estos dos han sido seguidos por la
asociación y tengo que decir que aquí en Eivissa encuentro mucha
colaboración: en Cáritas, el área de psiquiatría de Can Misses, las
policías y voluntarios que ven que necesito ayuda porque yo sola no
puedo con todo. La verdad es que se lo tengo agradecer a todo el
mundo. Ahora, Recherches de Persones Disparues busca un
representante en España y yo les voy a ayudar a conseguirlo.
-¿Desde Recherches se piensa que Eivissa es un imán para algunos
enfermos mentales de su país y de otros países de Europa?
-Puede ser, como decía el presidente de la asociación, que
Eivissa les atraiga por su belleza y su oferta de ocio. Tal vez se
piensan que van a encontrar el amor sublime en la isla y la
naturaleza. Pero Eivissa no es el lugar idóneo si no tienes tu
mente muy clara. Es una isla preciosa, pero hay que saber vivir
aquí.
-Es usted cónsul desde hace seis años. ¿Cómo valora esta
experiencia?
-Me nombraron, no lo busqué, pero lo acepté con sumo placer. Mis
funciones son muchas. En primer lugar el asunto de los documentos y
después prestar ayuda en cualquier tema a mis compatriotas. Algo
que me entusiasma es la gente de Eivissa que se fue a Argelia o a
Francia a trabajar. Algunos reciben pensiones del Gobierno francés
y tengo mucho contacto con ellos. Son gente deliciosa. Muchos son
franceses e ibicencos a la vez, Ferrer, Juan, Guasch... Les ayudo
con sus asuntos administrativos y les quiero mucho. Me gusta mucho
hablar con ellos acerca de su experiencia en esa parte del norte de
Àfrica, que en aquellos momentos era Francia, y tienen un gran
concepto del sistema de ayudas sociales de Francia.
-Pero en estos seis años no todo habrá sido miel sobre hojuelas,
¿o sí?
-Por desgracia hubo una época en la que hubo muchos suicidios de
jóvenes [franceses en Eivissa]. Es muy desagradable. Yo me encargo
de tramitar el asunto de la repatriación de los cuerpos. Recuerdo
también con especial amargura el caso de un niño de dos años que se
ahogó en una piscina de Sant Carles. Me encargo de apoyar y
acompañar a la familia. También me afecta mucho los casos de las
personas con problemas mentales.
-¿Cuántos franceses forman la comunidad gala en la isla?
-Es difícil dar cifras. Hay personas que vienen y se inscriben
en el consulado y son unas 800. Estos están inscritos oficialmente
y cuentan con las ayudas y becas del Estado francés. Esto, por
ejemplo, les da preferencia para estudiar en el liceo francés de
Barcelona y otras ventajas. Yo les animo a que se inscriban, Luego
hay otras personas que viven en la isla temporadas largas de, por
ejemplo, seis o siete meses y que no están inscritas en el
Consulado.
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