Anoche, al cierre de esta edición, Salvamento Marítimo y el
Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia
Civil habían recuperado cerca de dos centenares de botellas entre
las zonas de Eivissa y Formentera, así que, según estos cálculos,
quedan otras tantas botellas flotando en aguas pitiusas. Según Juan
José Sánchez, es improbable que la colisión de un barco contra una
de estas bombonas a la deriva cause una explosión, a no ser que
concurran numerosas circunstancias. «Tendría que producirse el
choque, romperse la válvula de la botellas de butano y saltar una
chispa en ese momento», dijo el gerente de la compañía Iscomar, que
además de cargueros opera con barcos de pasajeros.
«Se trata de botellas muy resistentes. El peligro es que un
barco choque contra una de ellas y el golpe abra una vía de agua en
el casco», explicó Juan José Sánchez. Desde que se produjo el
accidente, tanto la Guardia Civil como Salvamento Marítimo están
trabajando incesantemente en la recuperación de las bombonas de
butano. La Benemérita está trabajando en la zona de Formentera y
Salvamento Marítimo en la de Eivissa. Por el momento, donde más
botellas ha arrojado el mar es en el área de Sa Rossa, entre es
Cavallet y Platja d'en Bossa. No obstante, donde más se extremando
la precaución es en el estrecho de es Freus, entre Eivissa y
Formentera. Los catamaranes rápidos que enlazan ambas islas están
reduciendo considerablemente la velocidad con el fin de tener
tiempo para variar el rumbo si divisan alguna de las 200 bombonas
que aún flotan por la zona. Sin embargo, la navegación entre las
dos pitiusas no se ha interrumpido en ningún momento y todas las
navieras operan con normalidad.
El accidente del carguero se produjo aproximadamente a las 22,00
horas del sábado, poco antes de que el barco enfilara la bocana del
puerto de Eivissa. Al parecer, la mala mar que dominaba en la zona
fue la causante del accidente. Según el gerente de Iscomar, un
golpe de mar movió bruscamente al «Benirredra», lo que motivó que
los cuatro centenares de botellas de butano cayeran al agua, a
pesar de que, tal y como marca el reglamento de transporte de este
tipo de materiales peligrosos, las bombonas estaban instaladas
sobre plataformas que, a su vez, están fijadas a la cubierta. Las
botellas deben viajar siempre en cubierta porque de esta forma se
garantiza que si se produce alguna fuga de gas éste se diluye en la
atmósfera y se reducen notoriamente las probabilidades de
explosión.
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