Según este balance, también se han llevado a término 1.116 curas
y asistencias, que consisten en picaduras de medusas, heridas con
las piedras o bien quemaduras por el sol que luego son atendidas
por los socorristas. Asimismo, las playas donde más curas se han
atendido vuelven a ser Cala Comte y la playa de Llevant, seguidas
de Cala Bassa y Port des Torrent.
Las causas de la peligrosidad de Cala Comte son las islitas que
hay frente a su costa. Estas islas atraen la atención de los
turistas, que quieren llegar a nado hasta sus orillas, sin ser
conscientes del peligro que ello conlleva: «Es una zona de bastante
peligro porque hay un freu donde se producen muchas corrientes que
arrastran a los bañistas», explica Antonio Maroto, coordinador de
mar de la Cruz Roja.
Los nadadores, al verse arrastrados por las corrientes, en
muchas ocasiones pierden el control, se quedan a la deriva y todo
ello, unido al cansancio del esfuerzo por volver a la costa,
provoca que los socorristas deban actuar en la zona.
Por otro lado, el problema de la playa de Llevant es el viento,
del mismo nombre, que, en la época estival, sopla con bastante
fuerza. Este vendaval, en la playa de Llevant, afecta al paso de
Trucadors y provoca que en algunas ocasiones varíen las corrientes
y la profundidad de las aguas, de modo que los bañistas que
intentan cruzar el paso desde la playa hasta la isla de
s'Espalmador pierden el pie, las corrientes les arrastran y se
quedan a la deriva. Es por este motivo que la Playa de Llevant es
la segunda con más rescates y más curas y asistencias, después de
Cala Comte.
Sin embargo, este año el número de rescates en el paso de
s'Espalmador ha disminuido de forma considerable debido a que esta
temporada ha aumentado la vigilancia y la prevención. La Cruz Roja
ha colocado un puesto fijo en el paso, donde hay dos socorristas
permanentemente. Los vigilantes informan a los bañistas del estado
del mar y les aconsejan de si es viable cruzar el paso o no.
Esta temporada trabajan en las playas pitiusas 35 socorristas,
dos más que el año pasado, y el horario que hacen es de once de la
mañana a seis de la tarde.
Sin embargo, si llega el momento de terminar y queda mucha gente
en la playa, hay ocasiones en las que se opta por ampliar la
jornada de los vigilantes.
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