Cuatro guardias civiles que participaron en una importante
operación antidrogas en Eivissa durante el verano del año 2000, que
sirvió no sólo para desmantelar una red sino también para requisar
más de 1,6 kilos de cocaína y otros tres y medio de marihuana,
entre otros estupefacientes, tendrán que responder en un juicio
después de que la novia de uno de los principales investigados
denunciara ser víctima una supuesta actuación policial irregular.
El caso tenía que ser visto ayer ante la Audiencia Provincial pero
se tuvo que aplazar porque a la misma denunciante se le da ahora en
paradero desconocido en la India.
El juzgado prosigue paralelamente las actuaciones judiciales que
se iniciaron por tráfico de drogas en la denominada 'Operación
Peca', un trabajo que culminó con siete detenidos tras realizarse
múltiples pesquisas al conocerse de la existencia de un grupo de
jóvenes que introducía periódicamente cantidades de estupefacientes
en la isla. Cuatro de ellos ingresaron en prisión preventiva tras
pasar a disposición judicial. La Benemérita aportó al juzgado no
sólo la droga sino también más de un millón de pesetas que se cree
obtenidas con el tráfico, así como tres balanzas de precisión, una
pistola de fogueo y una prensa y sustancias que se usan
habitualmente para adulterar la cocaína. La citada denuncia, que ha
supuesto para los agentes acusados cargos por presunta
inviolabilidad de domicilio, detención ilegal y falta de lesiones,
fue posterior al descabezamiento del grupo integrado en su mayoría
por jóvenes veinteañeros. Al parecer, precisamente y tras ello, no
se pudieron hacer más investigaciones contra el citado sospechoso,
saliendo indemne de un posible proceso. La Fiscalía y la acusación
particular piden condenas de inhabilitación profesional para los
guardias. El abogado de la denunciante va más allá y requiere
incluso penas de cárcel.
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