El acusado fue puesto a disposición judicial poco antes de las cinco de la tarde. Foto: MARGA FERRER.

Luis Fernando G.A. llegó al juzgado poco antes de las cinco de la tarde tan tranquilo como la noche en que la Guardia Civil le detuvo cerca de la casa en la que habitaba sin que hubieran pasado dos horas después de que una pelea con su «concuñado», colombiano como él, le costara la vida a este último. Tres horas después ingresó en la prisión de Eivissa en calidad de preso preventivo, medida cautelar que solicitó para el sospechoso el ministerio fiscal, cuya representante, además, requirió que se descartara la posibilidad de una fianza.

El acusado fue primero reconocido por el forense y luego declaró ante el titular del juzgado de Instrucción número 2, José Espinosa, magistrado que ayer estaba de guardia. Luis Fernando G.A., de 26 años y encartado días atrás en unas diligencias por maltrato y abuso sexual a su ex novia, hermana, a su vez, de la compañera de la víctima, reconoció haber tenido una reyerta con José Oberdan pero manifestó que en ningún momento quiso matarle y tampoco que fuera consciente de que su acción podía provoca su fallecimiento. Los primeros indicios recogidos en el lugar del crimen, sin embargo, apuntan a que éste, en un arrebato, actuó con inusitada violencia hasta destrozar el cráneo a su víctima tras golpear repetidas veces su cabeza contra el suelo.

El cuerpo fue hallado por el 061 en un charco de sangre, según se recogió en el lugar de los hechos. La unidad de Policía Judicial tomó entonces las primeras medidas para detener al agresor después de que un tercer colombiano que presenció la pelea avisara al 112. Luis Fernando G.A., pese a todo, volvió a la casa de los apartamentos Ibal dos horas después del deceso como si no hubiera ocurrido nada y sin una mancha de sangre en su vestuario, tal y como comprobó este periódico. Ello hace pensar que en algún momento pudo asearse o, incluso, cambiarse de ropa, extremo que, en caso de confirmarse, resaltaría la frialdad con la que actuó.