J.F.MESTRE/JAVIER JIMÉNEZ
Los médicos forenses Julio López Bermejo y Antonio Siquier
practicaron ayer la autopsia al cadáver de Sandra González
Aguilera, la joven de 22 años de edad que murió a manos de su
novio, quien después intentó suicidarse. Los forenses llegaron a la
conclusión de que existió una doble causa de muerte: asfixia y
traumatismo craneal. La autopsia reveló que la víctima fue
estrangulada por el agresor, y que además presentaba una fractura
craneal, en la zona occipital derecha, también mortal. Asimismo, el
cadáver presenta un hematoma en la frente, que bien pudo ser por
otro golpe directo o por una caída. Sin embargo, al margen de que
la causa de la muerte está clara, lo que la autopsia no ha podido
determinar es la frecuencia de los hechos.
Los médicos no saben si el agresor, primero estranguló a la
víctima con la funda de la almohada y después la golpeó con la maza
hasta matarla, o fue al revés. Sin embargo, los forenses se
inclinan por la primera posibilidad, aunque el detenido ha señalado
que no fue así. Asimismo, la joven también presentaba algunos
hematomas en los brazos y antebrazos, pero los forenses no creen
que se trate de lesiones de defensa. Los médicos han pedido que se
analice la sangre de la víctima para comprobar si tomó alguna droga
o alcohol.
La familia de Sandra conoció ayer el resultado de la autopsia.
El padre se desplazó al Juzgado de Instrucción número 4 de Palma
para tramitar los permisos para enterrar el cadáver. «Mi mujer
sigue muy mal. Han tenido que inyectarle varios sedantes». La
familia está buscando a un abogado para que le represente como
acusación particular. «No quiero ni verle», señaló el padre al
referirse al joven que mató a su hija. Con respecto al detenido,
Alberto López, continuaba ayer ingresado en el Hospital General de
Palma. Se espera que hoy sea puesto a disposición judicial, aunque
puede que tenga que ser el juez el que se desplace al hospital a
tomarle declaración. Se ha ordenado que se le realice una analítica
por si tomó alguna sustancia estupefaciente.
Con respecto al lugar de los hechos, en la vivienda del Coll
d'en Rabassa, la policía descubrió que el cadáver de Sandra tenía
una funda de almohada anudada al cuello. La joven vestía unas
deportivas, camiseta azul, jersey rojo y pantalones grises. El
interior de esta planta baja estaba muy desordenada. Además de una
libreta de ahorros y una bolsa con monedas, apareció una almohada
ensangrentada junto al cadáver, así como una bolsa de nylón gris.
Junto a la cabeza había también trozos de cristal azul y dos
chaquetas. En la inspección ocular se comprobó que en el domicilio
había dos cajas de pizzas vacías, que posiblemente habían consumido
la misma tarde en la que se produjo la pelea mortal.
Cuando los agentes entraron en la vivienda el supuesto asesino
se había encerrado en una habitación. Después abrió la puerta y
confesó el crimen. En el marco de la puerta aparecieron restos de
sangre, y sobre la cama había restos de heces y un calzoncillo.
También había sangre en el suelo, paredes, respaldo del sofá y un
interruptor de luz. El juez leyó en presencia del detenido una
carta manuscrita, donde recogía su confesión.
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