El ministerio fiscal solicitará en el juicio que comienza hoy en
Palma una pena de 15 años de cárcel para un joven de 26 años de
edad, que trabajaba como sepulturero en el cementerio de Llucmajor,
y que es acusado de haber matado presuntamente a su madre, quien
sufría una depresión.
El jurado popular deberá dictaminar eacerca de la inocencia o
culpabilidad de este joven, cuya identidad responde a las iniciales
J.C.P., quien en su día reconoció a la Guardia Civil que puso fin a
la vida de su madre, de 45 años de edad, al arrojarla por un
precipicio de 50 metros de altura en el monasterio de Cura, según
confesó a los agentes. Los hechos que se juzgan sucedieron un
sábado de agosto de 1998 y el cuerpo de la mujer fue encontrado al
día siguiente. En un principio se pensó que se trataba de un
suicidio porque no se hallaron síntomas de violencia en el cuerpo y
porque la mujer sufría una depresión.
Sin embargo, la Guardia Civil decidió interrogar al hijo de la
víctima, quien cayó en numerosas contradicciones durante su
declaración y, finalmente, confesó ser el autor del crimen. Según
explicó a los agentes, llevaba semanas pidiéndole dinero a su madre
porque tenía su cuenta bancaria embargada y debía afrontar una
deuda.
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