Temperaturas de hasta 1.500 grados destruyeron más de la mitad de
los cables que soportan la torre de la televisión de Moscú,
Ostánkino, cuya aguja se encuentra inclinada cinco grados y puede
caerse, alertaron algunos expertos. El Ministerio de Situaciones de
Emergencia informó de que al menos cuatro personas murieron en el
siniestro, uno de los más impresionantes registrados en Moscú en
los últimos años, y que las autoridades dieron por sofocado después
de 26 horas. La torre, que se eleva a 540 metros de altitud, está
considera la segunda más alta del mundo después de la de la de
Toronto, en Canadá.
Los restos de las cuatro víctimas mortales fueron hallados entre
el amasijo de hierro en que quedó convertido tras caer al vacío uno
de los seis ascensores de la torre, que con su 540 metros de altura
era uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Dos de las
víctimas ya fueron identificadas: el coronel de bomberos Vladímir
Artsiukov y la ascensorista de la torre Svetlana Lóseva. Un día
después de declararse el incendio, el jefe del Servicio de Bomberos
de Moscú, Leonid Korotchik, dio por sofocado el siniestro de la
torre, principal centro de telecomunicaciones y televisión de la
capital rusa.
Los habituales secretismo y desorganización de las autoridades
rusas hicieron proliferar numerosas versiones, muchas de ellas
contradictorias entre sí, como la que señalaba que las cuatro
víctimas -tres bomberos y la mujer- habían sido rescatados con
vida. Según el ministro, en las próximas horas el Gobierno
analizará «tres planes» para restablecer las emisiones de
televisión en la capital rusa en un plazo de dos o tres días.
Inmediatamente después del incendio, especialistas en
telecomunicaciones calcularon entre una semana y tres meses el
plazo para reanudar las emisiones de televisión en la capital
rusa.
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