El «Virgen de las Nieves» fue uno de los dos barcos que participaron en el rescate.

JOSE JAVIER MONERRI Los doce tripulantes del catamarán español «Jeque Simbi» se vieron en dificultades pasadas las diez de la noche cuando se hallaba a unas ocho millas -unos quince kilómetros- al oeste de es Vedrà. A esa hora detectaron que sufrían una avería mecánica en el timón y que mantener el rumbo hacia Eivissa era prácticamente imposible. Las condiciones meteorológicas eran en ese momento de marejada, con olas de hasta metro y medio. La operación de rescate se inició poco después tras recibirse el aviso en el centro regional de Salvamento Marítimo.

El «Virgen de las Nieves», la embarcación de Cruz Roja con base en el puerto de Sant Antoni, soltó amarras y se dirigió al encuentro del catamarán para auxiliarle. Entonces no había ningún peligro inmediato de naufragio. Las cosas cambiaron de repente una hora y media después. La estación Costera de Ibiza Radio comenzó a mandar mensajes que informaban de que se iba a pique el barco en el que iban los doce tripulantes, un catamarán de nueve metros de eslora y cuatro de manga que horas antes había zarpado de Denia. Salvamento Marítimo, ante ello, comunicó el hecho al «Virgen de las Nieves» a la vez que movilizaba al «Illes Pitiüses», atracado en Eivissa, y requería la asistencia de un helicóptero de la entidad destacado en Valencia. Se cree muy probable que la causa del hundimiento estuviera en una vía de agua que se abrió en un patín al complicarse la situación que ya se atravesaba por la rotura del timón.

Las doce personas que navegaban en el «Jeque Simbi» tuvieron tiempo de arriar una balsa hinchable que les sirvió para asirse a ella en el agua mientras toda la tripulación, agrupada en torno a ésta, esperaba el rescate, un tiempo que duró cerca de hora y media. Varios de ellos, en este transcurso, sufrieron picaduras de medusa. El helicóptero de Salvamento, pese a todas las dificultades, pudo descubrir a los doce tripulantes y dar la posición a las dos embarcaciones que llevaban ya a cabo un exhaustivo rastreo en el radio de una milla donde se habían centrado las tareas de búsqueda gracias a la información recabada. En el primer contacto se verificó que ninguno de los tripulantes precisaba un auxilio inmediato por lo que se decidió esperar a la llegada del «Virgen de las Nieves» y del «Illes Pitiüses».