El atraco tuvo lugar enfrente de la Comandancia de Marina.

La Audiencia ha tenido muy en cuenta el arrepentimiento espontáneo y la reparación económica realizada por un hombre de 48 años que atracó a un taxista en el puerto de Eivissa después de amenazarle con una pistola simulada de gran realismo. El tribunal, de esta manera, ha ratificado en una sentencia de conformidad el acuerdo al que llegaron el ministerio público y la defensa en un juicio que se celebró con motivo de la última vista de la Sala a la isla y en el que se fijó la pena de un año y nueve meses de prisión.

Victoriano Soleto Murillo, natural de Badajoz pero con domicilio en Suiza, se entregó a la policía poco después de que en la noche del 18 de julio de 1997 tomara un taxi y le pidiera a su conductor que le llevara al puerto de Eivissa. Al llegar frente a la Comandancia de Marina hizo que el taxista detuviera su vehículo. El acusado sacó entonces una pistola que había adquirido en una juguetería y encañonó por la espalda a su víctima. El taxista se vio así obligado a entregar las 12.000 pesetas que había recaudado durante su jornada de trabajo. La sentencia recoge que pese a que la pistola era de juguete presentaba «una perfecta similitud con las verdaderas, de fuego real, y era apta para golpear».

El ladrón se arrepintió tras el atraco. El mismo acudió seguidamente a la policía para confesarlo todo. El fallo judicial también recoge que el acusado posteriormente a estos hechos devolvió al taxista las 12.000 pesetas que le había robado.