Miguel Fernando Torres Rudilla, más conocido como el «Barón»
después de que él mismo se anunciara en Eivissa con este nombre
para poder usar en la isla sus supuestos conocimientos
paranormales, estafó en el «ejercicio» de su profesión. Así lo ha
entendido la Audiencia Provincial que le ha condenado a dos años y
medio de cárcel por estafar a varios clientes que le denunciaron.
El tribunal, que también le ha impuesto como pena accesoria la
imposibilidad de llevar a cabo su profesión de «chamán» el tiempo
que dure la condena, ha entendido sin embargo que no es culpable
del delito de intrusismo profesional del que venía siendo acusado
por actuar supuestamente fraudulentamente atribuyéndose
conocimientos en psicología. La Sala es clara cuando da la razón a
los abogados que representaban la acusación particular, Miguel Edo
y Eduard Clavell, y a la fiscalía cuando consideraron delictivo el
modo de proceder del «Barón» Rudilla. «Con claro abuso de
confianza, aunando públicamente titulaciones que no ostentaba y con
absoluto desprecio a la buena fe de los denunciantes y en atención
al perjuicio causado procede imponer la condena», señala el
tribunal en su sentencia. El acusado se sentó en el banquillo en
noviembre para jugarse cinco años por estafa y uno por intrusismo.
Los denunciantes le imputaban un fraude de cuatro millones de
pesetas.
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