Las 160 personas que se hallan a bordo del Airbus 300 de Indian
Airlines secuestrado por cinco piratas aéreos cumplen hoy su
séptimo día sin salir del aparato que se ha convertido en su
prisión desde que aterrizó en el aeropuerto afgano de Kandahar. El
tira y afloja en las negociaciones continúa aunque ayer los
secuestradores decidieron renunciar a dos de sus peticiones: a los
200 millones de dólares por el rescate -32.000 millones de pesetas-
y a la pretensión de lograr la restitución del cuerpo del militante
integrista muerto en la zona india de Cachemira, donde había sido
detenido en 1994.
A ello hay que sumar que los terroristas, tal y como los
calificó ayer la propia presidencia de la UE, facilitaron al
personal de asistencia el acceso al aparato para mejorar las
condiciones de los rehenes. La reivindicación de que se libere a 35
activistas islamistas encarcelados en el Cachemira indio, sin
embargo, parece por el momento insalvable.
Las autoridades indias, mientras continúan las presiones en las
diplomacias desde distintos frentes, entre ellos la española,
prefieren mostrarse cautas ante estos cambios. «En el presente, el
abandono de la exigencia ´X´ o de la exigencia ´Y´ no conlleva un
cambio concreto», declaró a la prensa el ministro de Información,
Pramod Mahajan, tras una reunión del Gobierno indio. Las
autoridades afganas, por su parte, volvieron durante la jornada de
ayer a amenazar con obligar al Airbus 300 a despegar si no había
resultados pronto en las negociaciones que lidera India.
Todo ocurre cuando el gobierno talibán volvió a mostrarse
partidario de usar la fuerza sin continuaba la inmovilidad.«Las
cosas avanzan lentamente pero hacemos todo lo posible», indicó el
jefe de los negociadores indios en Kandahar. Resultará difícil
liberar a los militantes encarcelados en India porque «son
terroristas», agregó.
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