Veintiséis personas muertas y ciento sesenta heridas es, de
momento, el trágico resultado del accidente ocurrido en la mañana
de ayer al chocar dos trenes cerca de la estación londinense de
Paddington. De entre los heridos, dieciséis están graves, por lo
que puede aumentar el número de víctimas.
El accidente se produjo en hora punta, poco después de las 8'00
hora local (07'00 GMT), cuando un tren que procedía de Cheltenham,
noroeste de Inglaterra, chocó contra otro que salía de Paddington.
La colisión causó un descarrilamiento y varios vagones se
incendiaron.
El hospital más cercano, St. Mary's, admitió a más de treinta
víctimas y la cafetería de un supermercado al lado de la zona del
accidente sirvió como primer centro de acogida de los afectados. Un
grupo de médicos y unas quince ambulancias se desplazaron al lugar
del accidente para asistir a los heridos.
Mike Kirwan, un empresario que viajaba en el tren de Cheltenham,
relató: «Pude sentir como frenaba el tren cuando llegamos a
Paddington, y entonces se produjo una fuerte explosión». «Todo el
mundo salió disparado hacia delante. Muchos volaban y se
estrellaban contra las paredes. Parecía que el vagón iba a soltarse
del convoy y que se estaba cayendo hacia un lado». El accidente se
produjo en el mismo tramo de vía donde ya hubo un choque el año
1997 que causó siete muertos y ciento cincuenta heridos.
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