El ibicenco Guillem Riera lleva un año y medio viviendo en el municipio de Lliria, en Valencia.
Afortunadamente, ni él ni su familia se han visto especialmente afectados por la DANA, pues esta localidad se ha salvado del desastre. Sin embargo, Riera sí tiene amigos que lo están pasando mal en estos momentos: «A mí solo me ha afectado en que le dejé la moto a un amigo que vive en La Torre (pequeño pueblo pegado a Valencia) y casi se la lleva el agua. Este amigo vive en un primer piso y el agua llegó al balcón».
Riera tiene una empresa de reformas y el miércoles, cuando las cosas comenzaron a complicarse, estaba trabajando en Picassent, localidad que se ha visto especialmente afectada por la DANA: «Estaba trabajando y escuchamos la alerta, pero nadie pensó realmente que fuera a pasar esto.
Normalmente, nosotros acabamos de trabajar sobre las 17.00 horas pero decidimos parar a eso de las 15.00 e irnos. De camino a Lliria, el viento me llevaba la furgoneta y lo que hice fue recoger a mis hijos del colegio y nos quedamos en casa. Ya sobre las 18.00 horas llegó la alarma de Protección Civil, que parecía una alarma nuclear. Lo recibió todo el mundo en Valencia, pero mucha gente no hizo caso. Esta mañana (por el jueves) hemos recibido otra alarma a eso de las 7.00 horas y no hemos ido a trabajar. Están estrenando este sistema de avisos pero se ve que lo han estrenado tarde porque ya estaba todo liado».
Este joven ibicenco, a cuya esposa la DANA la ha sorprendido en Ibiza, está impresionado por el desastre. Pegado a Lliria está otro municipio, Ribarroja del Turia, donde la DANA ha causado también estragos. «Se ha ido medio pueblo al carajo», ha explicado a Periódico de Ibiza y Formentera, «a nosotros no se nos ha ido ni internet ni la luz. Pero de Ribarroja para abajo todo está cortado».
La DANA ha dado un respiro este jueves a los valencianos. Sin embargo, Riera tiene claro que será difícil trabajar estos días, dada la situación. Además, las autoridades han pedido a los ciudadanos que liberen las carreteras con el fin de facilitar las tareas a los equipos de rescate, a la UME y a los efectivos de Protección Civil.
En Lliria, ha explicado Riera, «han cerrado el cementerio, los parques y las zonas deportivas». Impactado por la situación, ha relatado que desde la pasada noche los chats de Whatsapps se han convertido en la forma de difundir vídeos del desastre que no se han visto en los medios de comunicación. Imágenes que ha calificado de «muy brutales».
Guillem Riera ha vivido los habituales temporales del otoño ibicenco pero deja claro que nada es parecido a lo que han sufrido en Valencia en las últimas horas. Sin embargo, sí que hubo un temporal en la isla que lo marcó espacialmente y con ese recuerdo concluye su charla con este rotativo: «Yo trabajaba entonces en Cala Bassa y fue un desastre. Nosotros incluso perdimos la caseta varadero que teníamos. Nunca había visto algo así. Pero aprendí lo que era una alerta roja».
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