Un coche afectado por la DANA en Utiel. | Europa Press - Diego Radamés

Paqui recordará el miércoles 30 de octubre como uno de los peores días de su vida. Esta valenciana de Cheste, residente en Sant Antoni, intentó durante horas contactar con su familia, algo que a primera hora de la tarde todavía no había conseguido. «Amigas que viven fuera me han dicho que están desde el martes sin agua y sin luz», explicó a este rotativo.

Emocionada, relataba las dificultades para hablar con sus hermanas, tías y conocidos. «El martes a mediodía estuve hablando con mis hermanas y me mandaron fotos del que nosotros llamamos el ‘río seco’ que ya tenía un caudal tremendo por las lluvias», recordó Paqui, quien señaló que la conversación se interrumpió de repente «y ya no sé nada más». Tampoco las líneas fijas de teléfono funcionaban en su pueblo.

Jorge, natural de Algemesí y residente en Sant Antoni, estuvo durante horas intentando contactar con su madre y hermanos. Según relató, en su localidad de origen el agua llegó a superar el metro de altura en determinadas zonas inundando bajos y negocios. Tras el paso de la DANA, los familiares de Jorge pudieron comprobar ayer mismo el gran destrozo material provocado por el desbordamiento del río Magro. «Yo recuerdo la pantanada de Tous», señaló Jorge, coincidiendo en esta afirmación con otros valencianos residentes en Ibiza.

Voluntario del Grupo Balear de Rescate, Jorge estaba pendiente ayer de hacer las maletas y dirigirse a Valencia para colaborar en labores de rescate.

Valencianos de la Asociación La Nostra Falla de Sant Antoni anunciaron de inmediato que estaban pensando ya en organizar una recogida de material para enviar a su comunidad.

También Nuria estuvo pegada al teléfono toda la jornada para intentar conocer el estado de sus familiares y amigos residentes en Algemesí. «El martes estuve conectada con mi sobrina hasta muy tarde y ella estaba sorprendida con todo lo que estaba viendo. Ha sido desastroso. Yo viví la pantanada y recuerdo lo terrible que es porque en Valencia hay muchas viviendas en bajos y todo está inundado. Es una gran pena. Muchas personas ya quedaron arruinadas cuando lo de Tous porque lo perdieron todo», comentó.

Nuria destacó que el conocido como el ‘río seco’ habitualmente no lleva caudal de agua y, sin embargo, las imágenes de un caballo atrapado y arrastrado por la corriente se han hecho virales.

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Sofía es una joven ibicenca que estudia para guardia civil en Burjassot. Según explicó a Periódico de Ibiza y Formentera, en su zona los efectos de la DANA no habían sido tan potentes como en otras localidades, aunque el rumor de que se iban a quedar sin agua potable hizo que los supermercados del pueblo se llenaran de gente comprando garrafas. «Ya no hay botellas ni comida enlatada. Parece la época del coronavirus», aseguró Sofía.

También María, estudiante ibicenca en Valencia, recordó cómo había vivido el temporal en la tarde del martes: «Ibas por la calle y veías árboles caídos y la fuerza del viento te movía. Ahora la cobertura va y viene y nos van a cortar el agua porque no es potable».

Como en el caso de Sofía, María destacó también cómo los supermercados se estaban vaciando a marchas forzadas. «A diez minutos de donde estamos, todo se encuentra inundado y todo destrozado», lamentó.

Aunque al principio en la universidad intentaron impartir las clases ‘online’, los problemas en las conexiones no lo hicieron posible, según recordó María.

«La tía de una amiga mía recibió una llamada de una compañera de trabajo despidiéndose de ella porque el agua le llegaba por el cuello», aseguró.

Ibicencos residentes en otras zonas del país sufrieron también el paso de la terrible DANA. Es el caso de Israel, residente en Villarroya de los Pinares (Teruel). Aunque los efectos del temporal no fueron tan graves como los registrados en la Comunidad Valenciana, Israel señaló que durante la madrugada del miércoles y en menos de tres horas cayeron más de 70 l/m2, provocando la crecida «considerable» del río y causando en la zona desbordamientos parciales.

«Desde el sábado no había dejado de llover ni un día y llevábamos una precipitación acumulada de unos 130 litros», explicó.

Según señaló, desde las cinco de la mañana él y otros vecinos permanecieron en alerta. «Estábamos preparados después de ver lo que había sucedido en Valencia», añadió.