Todos los miércoles durante la época estival, las calles de la urbanización Club Punta Arabí, se visten con más de 400 puestos de artesanía y productos de toda clase: souvenirs, vestidos, zapatos, accesorios de decoración...
Sus inicios se remontan a 1973, cuando el hotel homónimo de la zona ofreció a los hippies de los alrededores la oportunidad de vender sus productos a los hospedados. Rápidamente creció en popularidad hasta llegar a ser el mercadillo más extenso de toda la isla. «Hacemos esto con madera reciclada como palets o pino. Cualquier tipo de madera que encontremos en la época», explicó la dueña de Kiki Atelier, que junto a su marido realizan diferentes tipos de decoración para la pared, todas ellas con la madera reciclada como material. «Mi marido trabaja la madera, yo hago el diseño y me encargo de pintarla», finalizó. Ella, al igual que otros muchos vendedores de Punta Arabí, también ofrece sus productos en otros mercadillos de la isla, como en Las Dalias.
A su lado, otro tenderete que llama la atención por aceptar pago en la moneda virtual, Bitcoin. «Doy una segunda vida a las monedas utilizándolas para hacer anillos, pendientes o pins. Tengo monedas de todos los países que visitan Ibiza», señaló Loren, un francés que lleva en esta técnica desde hace varios años.
Son muchos y muy variopintos los puestos que pueden recorrerse siguiendo las callejuelas, que casi podrían compararse con un laberinto, además de artesanía y souvenirs. «Me ha encantado que haya tarotistas, puestos de astrologías o estatuas humanas. Tiene mucho encanto», explicó Carmen, una madrileña que aprovechó el mal día para conocer y pasear por Punta Arabí. «Hoy hemos venido porque tenemos visita y quiero que conozcan este mercado. Pero se pone a reventar, es lo malo de estos sitios», señaló por su parte Diego, un residente de Santa Eulària.
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