Esta ocasión era especial ya que se trataba de la Missa d?Homenatge als Majors de 80 anys y así se notó en la asistencia al evento porque entre los bancos de la capilla no quedó casi ningún sitio libre y algunos de los feligreses, al ver que estaba tan llena, directamente cogías las sillas plegables que se encontraban en un rincón.
Tras la lectura de la Segunda Carta a lo Corintios y la Lectura del Evangelio según San Mateo, el párroco, Vicent Ribas, ofició la ceremonia en «honor a los mayores de 80 años», en el marco de las fiestas de la patrona que da nombre al municipio.
«Hacemos este homenaje a todas las personas mayores, que para nosotros es un motivo de alegría y de agradecimiento, muy merecido, a todos vosotros que nos habéis transmitido la vida, nos habéis enseñado todo lo que sabemos y es un disfrute poder juntarnos por las fiestas patronales», comenzó el sacerdote.
Acto seguido, Ribas explicó la etimología y los actos por los que la virgen Eulària fue santificada y como consecuencia la localidad tomó su nombre. Más tarde, hizo una reflexión sobre el cambio que supuso la difusión del cristianismo, en la concepción que tenían los seres humanos de la vida.
A esta liturgia acudieron tanto los parroquianos habituales, como los menos frecuentes. En el grupo de los primeros se encuentra Josep, obrero parroquial, que nunca falla a los actos religiosos.
«Esta ceremonia es muy bonita, porque para estas personas mayores es un día de fiesta y más aún con este día que hace. Es una misa especial que se hace con mucha alegría y respeto, para la gente que tiene más de 80 años y resulta un poco sentimental porque todos deseamos llegar a esta edad», recalcó Josep.
Una de las feligresas que asistieron fue Carmen, algo que realiza «desde hace varios años», ya que ella es de las que regularmente va a misa. «Lo mejor de estas citas es que podemos estar todos juntos y después se hace una comida en el Palacio de Congresos. A mí me invitan desde hace varios años, porque ya he cumplido los 80 y alguna ventaja hemos de tener», comentó con una sonrisa.
En el otro bando está Catalina Torres, aunque le gustaría sumarse al de sus correligionarios. «Otros años no he venido pero este sí que lo he hecho porque me han entrado más ganas de venir. No suelo venir mucho a misa, la verdad, porque no tengo coche y no me viene bien pero si pudiera vendría cada domingo», apuntó la parroquiana.
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