Dos agentes de Criminalística especializados en incendios en el depósito de Cala de Bou.

Resaca tranquila. Estupefacción absoluta. Es la sensación que planeaba el lunes entre los trabajadores de los juzgados de Ibiza, especialmente en el de Instrucción 2, que acababa su guardia sin sobresaltos. Por primera vez en muchísimo tiempo la guardia no tenía ningún detenido al que tomar declaración. Parece que el personal se comportó durante el fin de semana (¿). Días atrás, policías y guardias civiles tenían que hacer malabarismos para cuadrar las conducciones de más de una veintena de detenidos a una celda que el lunes fue un erial.

Visionario. El delegado de Justicia del CSIF, Sabino Aramburu, recuerda estos días que allá por el mes de abril ya advertía que a la justicia ibicenca «le darían las uvas» en situación de interinidad. Tras varias demoras y un verano infernal en el Cetis y el edificio del Consell, todo apunta a que en siete días los funcionarios desembarcarán en la nueva sede judicial de sa Graduada. Aunque sea por tan solo unos días, Justicia podrá decir que los juzgados llegaron antes de 2020. A buenas horas mangas verdes.

Cuenta atrás. La cuenta atrás para el traslado al nuevo juzgado ya está en marcha. Funcionarios y operadores judiciales ansían desde hace tiempo una apertura que también será bienvenida por los bares y cafeterías de la zona que aplaudirán el efecto colateral de la apertura y reconcentración de los servicios dispersos desde hace meses.

Tirar de agenda. El periodo entre temporadas agiliza las investigaciones al acotar la lista de sospechosos. Es tiempo de clásicos locales. Por el modus operandi y la zona de influencia, los investigadores reducen el listado de sospechosos sobre el que luego se desencadenan las detenciones. El pasado domingo, la Policía Nacional arrestó a un joven de la isla por el palo dado en una tienda de moda y complementos del centro de Vila. El chico ya acumula cerca de una veintena de antecedentes por robos con fuerza y hurto. El martes quedó en libertad. «Ya puede seguir sumando fechorías a su palmarés» advirtió un funcionario. «¡Idò, reinsertat al mercat!», apostilló otro.

On fire. El incendio registrado el miércoles en el depósito de vehículos de Sant Josep redujo a chatarra un total de 14 vehículos, cuatro de ellos taxis pirata. Las autoridades confían en que nadie reclame por los coches siniestrados, ya que se trataban de coches desplazados al depósito hace meses, algunos incluso llevaban nueve años. El osado que reclamase por alguno de ellos debería abonar una suma por estancia que rondaría el precio del Lamborghini Gallardo que en el verano de 2016 generó un quebradero de cabeza en Sant Antoni. Los seguros contratados no suelen cubrir estas delicatessen sobre ruedas.

‘Juan Carlos I’. El pasado fin de semana el Passeig Joan Carles I registró un tránsito de personas propio de última hora de la tarde del mes de agosto. Centenares de vecinos y turistas que dirigieron sus pasos hasta el dique de Botafoc, muelle donde les esperaba el Juan Carlos I, el buque insignia de la Armada española. Las dos sesiones de puertas abiertas atrajeron a más de 5.000 visitantes. Registro sobresaliente. Lástima que la agenda imposibilitase la presencia del alcalde de Vila en alguno de los actos convocados por una visita histórica para la isla.

Desembarco.Periódico de Ibiza y Formentera y TEF-Televisió realizaron el desembarco empotrados en la unidad de la OMP de Infantería de Marina que tomó Platja d’en Bossa. En tierra, el reservista Pablo Gárriz ultimaba otro desembarco de envergadura: el de los más de 500 escolares de la isla que acogieron a infantes y US Marines como si fueran estrellas del balompié. No sólo se fotografiaron con ellos sino que llenaron sus carpetas de autógrafos y recordatorios.

Boda. Informa Javier Jimémez en Tinta Roja que el jefe superior de Policía es un hombre feliz. Gonzalo Espino Cruz casó el sábado a su guapísima hija Patricia, en la iglesia de la Concepción, en Madrid. Y abrió el baile nupcial con la novia al ritmo de Someone like you (alguien como tú), de Van Morrison. El comisario iba vestido con el uniforme de gran gala, como Richard Gere en la clásica película de Oficial y caballero.