Can Xuxes es un punto de referencia para muchos de los vecinos de la zona. | Marcelo Sastre

La tienda de golosinas Can Xuxes, ubicada en el cruce entre las calles Castilla y Bisbe Abad y Lasierra, se suma a la larga lista de los comercios que, tras un largo período de vida y constituir prácticamente una institución en los barrios en los que se enclavan, se han visto obligados a echar el cierre en los últimos años.

El comercio abrirá por última vez el sábado 31 después de 25 años de actividad ininterrumpida, concretamente desde mayo de 1994, como especificó su dueño, Antonio González, sorprendido por la subida de alquiler que el propietario del local ha impuesto sin dar posibilidad alguna de negociación, según aseguró.

Según González detalló, la nueva cuota queda establecida en 1.877 euros para una superficie de 40 metros cuadrados, mientras que la anterior alcanzaba una cuantía algo superior a los 1.200 euros. «Lo que nos indigna y nos parece que no es ético por parte de la propiedad es la subida tan exagerada que ha hecho, porque antaño siempre se ha hablado y ha habido un arreglo, con una cuota que relativamente se podía pagar, pero ahora es imposible», declaró. «Creo que este señor se ha aprovechado de las circunstancias», observó.

En la tienda trabajan tres personas, una de ellas a media jornada. Tras el cierre forzado, Antonio comentó que están buscando un nuevo local al que trasladar el negocio, de momento infructuosamente. «Está súper elevado todo. Hay locales mas baratos, pero no son los que buscamos y además hay que gastarse un dineral en reformas», atestigua. Desconoce el futuro del local, ya que, según lamentó, el propietario no se ha querido poner en contacto directo con ellos.

Antonio señaló que la clientela está decepcionada por el cierre del local. Can Xuxes es un punto de referencia en el barrio, con una clientela asidua que se ha ido renovando generacionalmente. Los padres que hoy acuden con sus hijos son los mismos que un día vinieron de la mano de sus progenitores.

González se aventuró a regentar el negocio mientras trabajaba en una empresa por cuenta ajena y tenía hijos a su cargo. «Quería hacer algo por mi cuenta y vi que se alquilaba el local», explicó. Por entonces ya era una tienda de chucherías, aunque solo disponía de una mesa y hubo de acometer varias reformas de mobiliario e instalaciones. Llegó a un acuerdo de traspaso con el anterior dueño e inició su andadura en Can Xuxes, aunque mayo no resultó un mes propicio para el comienzo. «Lo cogí cuando cerraron los colegios, fue la peor época. Esos tres o cuatro meses pasándolo mal me sirvieron para ver qué quería la gente. Fuimos los primeros en poner las chucherías en metacrilato y los primeros en traer artículos de fiesta infantil. Fuimos pioneros en muchas cosas. Tuve que luchar mucho y de hecho seguimos luchando cada día.» presumió.

Ahora, cuando 25 años de lucha tocan a su fin, González reflexiona sobre la tesitura y las consecuencias del aumento generalizado del precio del alquiler. «No puede ser que a una persona que lleve 25 años, que sea un inquilino que no ha dado problemas y ha pagado puntualmente le hagan esto. Somos los que defendemos el pequeño comercio». «Es un toque de atención a las autoridades, a la competencia, al comercio y a la industria para que se pongan las pilas porque el comercio pequeño se va», apostilló.