Este lunes el Govern balear y la Fundació Baleària inauguraron en el Museu d'Art Contemporani de la localidad alicantina de Pego, Baleàrics, una exposición colectiva de fotografía, escultura, obra gráfica y pintura. Reúne 10 artistas cuyo nexo de unión es el Mediterráneo y entre ellos están el ibicenco Carles Guasch y el formenterense Enric Riera. La completan Tomeu Canyellas, Joan Costa, Mariano Mayol y Miquel Planas de Mallorca, Paca Florit de Menorca y Joan Castejón, Imma Mengual y Ramón Pérez Carrió de Alicante.
La exposición se había visto anteriormente en La Llotgeta de Valencia, en el Verger de Alicante, en Porreres y en el Arxiu del Regne de Mallorca. Tras su paso por Pego viajará al Museo de arte moderno de Orán (MAMO) y al Taller d´Ivars de Benissa.
Según su comisario, Antoni Torres Martorell «en esta muestra los azules no pasan desapercibidos, de hecho, están muy presentes gracias al azul de Enric Riera, el azul más claro pero no menos potente de Carles Guasch, el azul más oscurecido en los mapas de Mariano Mayol, y el azul de aguas más profundas de Pérez Carrió». Además, destacó «el contraste que hacen con la dulzura de las obras de Paca Florit, la potencia de Imma Mengual, la fragilidad del mármol de Joan Costa, las sensibles y a la vez fuertes esculturas de Miquel Planas, la fuerza de las intervenciones sobre la obra gráfica de Joan Castejón y el toque realista, con una magnífica visión de las islas de Tomeu Canyelles».
Así mismo, Torres Martorell aseguró que la exposición «también reflexiona sobre el hecho de encontrarnos delante de la complejidad de diez artistas, que a pesar de tener orígenes diferentes, comparten la condición de creadores unidos por el poder desmesurado de los azules de las aguas mediterráneas y por una cultura centenaria con muchos lazos en común». Es por tanto, y según sus palabras «un espacio de encuentro que es la suma de aquellas miradas que buscan el camino del arte».
Por su parte, la Fundació Baleària explica que con el programa Llotges de la cultura «se evoca el sentido de las antiguas lonjas, símbolo de esplendor social y económico que vivieron las principales ciudades del Mediterráneo durante los siglos XV y XVI». En este sentido, aseguran que «esta prosperidad se debió principalmente al comercio marítimo internacional y que por eso, imitando a aquellos comerciantes y mercaderes que intercambiaron productos, experiencias y conocimiento establecen un paralelismo mediante una red de espacios para promover la interconexión artística, reforzando vínculos entre las personas, sociedades y territorios».
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