Sus Majestades de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, se dieron ayer un auténtico baño de multitudes a su paso por la ciudad de Ibiza. Fue como si hubieran multiplicado por tres su poder de convocatoria y hubieran hechizado a miles de niños, adolescentes, padres, abuelos, primos o tíos para que siguieran emocionados, con los ojos abiertos y cargados con sus teléfonos móviles y sus bolsas para coger caramelos, el recorrido que comenzó en Es Martell y terminó en el Paseo Vara de Rey, junto al gran árbol de Navidad. Un final que, por cierto, volvió a ser el de antaño tras el experimento fallido del año pasado en la plaza Antoni Albert i Nieto, y que gustó mucho a los asistentes.
En general, la cabalgata de este año dejó muy satisfechos a los que la contemplaron. La apuesta del Ayuntamiento por la tradición en la decoración de las seis carrozas gustó mucho después de que en la edición del año anterior algunos confundieran la comitiva real con el Carnaval. Además, discurrió rápida, hubo muchos caramelos y los bailarines y acróbatas de las escuelas y academias de la ciudad se esforzaron al máximo para dejar el listón muy alto, siendo compensados con varias ovaciones a su paso por algunas zonas. Incluso la rápida puesta en marcha de las brigadas de limpieza, casi pisando los talones a los que cerraban la cabalgata, fue muy bien valorada.
El único lunar, la falta de ofrenda de sus Majestades de Oriente en la iglesia del Roser. Algo que no acaban de entender algunos presentes, sobre todo los más mayores, y más teniendo en cuenta que se hace en todos los municipios de la isla, incluyendo Formentera.
La llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar a Es Martell ya anunciaba que la de ayer iba a ser una cabalgata multitudinaria. Mientras se sucedían las bonitas y originales exhibiciones de las academias de baile y del grupo Acrobati-K Ibiza, la gente se fue acumulando desde bastante tiempo antes. De hecho, algunos como Joan, Pere y Pau, los hijos de Carlos y Rocío, acudieron con muchas ganas con una hora de antelación.
Amables y cercanos en Es Martell
Finalmente, con algo de retraso sobre el horario previsto y cuando parecía que no podía caber nadie más y las vallas empezaban a doblarse aparecieron Sus Majestades de Oriente a bordo de un barco. Bajaron aclamados al ritmo de una intensa música, de película épica, y lo primero que hicieron fue saludar al alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, y a una amplia comitiva consistorial, muchos de ellos emocionados y ansiosos por captar el momento con sus teléfonos móviles. Después, Melchor, Gaspar y Baltasar se volcaron con los niños y adultos presentes en el lugar. Allí estuvieron cerca de media hora saludando a todos, chocándoles las manos, escuchándolos, y por supuesto dejándose hacerse fotos con todos aquellos que se lo pedían. El más solícito de todos, Baltasar, que fue el último en subirse a su carroza y que tan a gusto estaba con los vecinos de Ibiza que estuvo a punto de perderla.
Fue posiblemente el momento más emocionante de la jornada y seguro que a muchos niños ayer les costó conciliar el sueño. Lucía, Gerard, Marc, Ona, Juan Luis, Vicent, Carlos, Miguel, Marta, o el pequeño Tiago de cuatro años, hijo de los alemanes residentes en Cala Llonga, Marie y Cristof, vivieron momentos intensos al cruzarse cara a cara con sus Majestades de Oriente. Y otros, más mayores, también. Fue el caso de Luis, Pedro, Marcel, Tina, Mía o Ana, orgullosos padres que se esforzaron al máximo, incluso a punto de quedarse sin voz, para que sus hijos tuvieran una foto con los Reyes Magos.
Tras el baño de multitudes en Es Martell, uno a uno fueron subiendo en sus carrozas para emprender el camino que les llevaría por la ciudad. Antes ya habían ido abriendo brecha tres carrozas, un divertido reloj circular que sorprendió a todos por su orginalidad, cuatro porta estanartes y un buen número de bailarines, acróbatas o voluntarios, hasta unos 400 calculó el Ayuntamiento en los días previos. Y por supuesto la policía local con dos motocicletas y un coche que son sus sirenas azules iba marcando el camino. Algo que, por cierto, despertó algún que otro comentario gracioso entre los asistentes. «En su día a los Reyes Magos les guió hasta el niño Jesús una estrella y ahora, en los tiempos que corren lo hacen las sirenas de policía, esperemos que no acaben en la cárcel», se escuchó ayer en la entrada de la iglesia del Roser.
Las carrozas gustaron mucho
El diseño que ha creado un año más el artesano Daniel Paz gustó mucho a los asistentes. La primera en discurrir fue la que estaba inspirada en la Navidad. Sus tres grandes muñecos de nieve, dos delante y otro detrás, y su máquina lanzando nieve a su paso, levantaron las primeras miradas y comentarios de admiración.
La segunda, inspirada en una fábrica de juguetes, también puso el listón muy alto. Con una locución que contaba una historia, humo real y una coreografía muy trabajada precediéndola, fue también muy aplaudida. Lo mismo que la tercera de esta primera tanda, la que estaba dedicada a los juguetes artesanales y de toda la vida. Muy colorida, llamó especialmente la atención el inmenso trabajo de la bailarina que iba subida en ella y que no paró de bailar prácticamente ni un minuto durante todo el recorrido.
También gustaron mucho las carrozas en las que iban montados Gaspar, Melchor y Baltasar, inspiradas en castillos de sus posibles lugares de origen. El primero en una de color rojo, el segundo en una dorada y el último en una verde.
Y con ellos sus pajes y más de 1.500 kilos de caramelos. El Ayuntamiento aseguró en las jornadas previas que eran sin gluten y blanditos «para no romper gafas». Sin embargo, lo que no se puede evitar es la auténtica batalla campal y las mareas de gente que se producen cada vez que se lanzan los caramelos desde las carrozas. Hasta cuatro choques de cabezas contabilizó este periodista a lo largo del recorrido. Afortunadamente no hubo que lamentar más que los consiguientes chichones y lloros, sofocados al marcharse a casa con la bolsa llena de caramelos. Y es que hay algunos que son verdaderos profesionales en la materia, utilizando incluso paraguas al revés para capturar la mayor cantidad posible de ellos.
El lunar de la ofrenda
Entre tanta satisfacción sólo un lunar. La falta de ofrenda de los Reyes Magos de Oriente al Niño Jesús en la ciudad de Ibiza. Hasta hace poco tiempo Gaspar, Melchor y Baltasar hacían un alto en el camino para bajarse de sus carrozas en la iglesia del Roser y adorar al niño recién nacido. Sin embargo, ahora no se hace y hay muchos asistentes, sobre todo los más mayores que no lo ven con muy buenos ojos. «Es algo que no podemos entender ya que estamos ante una tradición cristiana y nos parece muy extraño que no se paren ni un sólo segundo», aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Antonia, vecina del barrio de Santa Cruz de 71 años. Tampoco gustó a Catalina. «Me parece una estupidez y una demostración de cabezonería por parte del Ayuntamiento el no querer hacer ofrenda cuando siempre se ha hecho y se hace en Santa Eulària, Sant Antoni, Sant Josep o Formentera».
Un tema que sigue siendo un borrón en una cabalgata como la de ayer en Ibiza que demostró el enorme poder de convocatoria de los Reyes Magos y que dejó un magnífico sabor de boca entre los asistentes. «Creo que hay temas en los que es mejor no improvisar y no inventarse cosas nuevas, y en el tema de los Reyes Magos es mejor seguir con lo que es tradición, mejorando en la medida de lo posible, pero seguir la tradición», concluyó Toni Riera, residente en la ciudad de Ibiza desde que nació, hace 66 años.
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