Seguimos rescatando viejas glorias para convertirlas en auténticos objetos de deseo y es que si el verano pasado recuperábamos del olvido absoluto las cestas de mimbre que tanta sensación causaron hace más de 40 años gracias a Jane Birkin, hoy lo hemos vuelto hacer, en este caso con las bolsas de malla que se han utilizado toda la vida para hacer la compra y llenarlas de fruta. Tomamos así del pasado (una vez más) este accesorio para darle un nuevo uso, mucho más sofisticado y menos funcional.
Originalmente destinada a los pescadores acabó por convertirse en un básico para acudir a la compra en los mercados parisinos. Y es que, como tantísimas otras veces, cuando llega el buen tiempo, la moda centra su mirada en la costa francesa y se inspira en sus looks más tradicionales para traernos maravillas como el cuadro vichy o los cestos de paja. Porque no hay que olvidar que París es la cuna de la moda y eso, se nota.
El de la bolsa de malla es un claro ejemplo de micro tendencia ya que no aparece de entre las propuestas de pasarela sino de la calle y las RRSS, se convierten en virales a una velocidad vertiginosa y su duración en la cima suele ser bastante corta.
Fue el pasado verano cuando comenzaron a aparecer de una manera bastante tímida y sigilosa pero esta temporada ya están dando de qué hablar y se posicionan como uno de los accesorios imprescindibles tanto para la playa como para la ciudad.
La llegada del buen tiempo confirma su éxito después de que algunas blogueras de moda como Lenadra Medine (The Man Repeller) o Aimee Song comenzaran a hacer uso de ellas hace algunos meses en algunos de sus outfits pre temporada.
Simplemente por practicidad, la vamos a llevar con otro bolso dentro, ya que de lo contrario, correríamos el riesgo de perder las llaves o cualquier pequeño objeto que fuéramos a introducir en él. Un bolso de tamaño medio o tipo clutch. Mejor si es de formas sencillas y no demasiado abultado para no deformar la bolsa de red que lo cubrirá. Ya veis lo que ocurre cuando la moda y algunos de sus excéntricos diseñadores revalorizan objetos comunes, que se propicia al encarecimiento de una “bolsa” que podremos encontrar por un precio que va desde los 5€ (Amazon) hasta los 3.000€ (Vetements).
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