Dicen que la fe mueve montañas y desde ayer por la noche casi que también se podría decir que mueve las nubes para evitar la lluvia y permitir desfilar al Cristo de la Sangre por la calles del popular barrio de la Marina de Ibiza.

Tal vez ayudó el optimismo de sus cofrades personalizado en la figura de Juan Marí Mayans, presidente recién reelegido de la cofradía propietaria de la talla, Nuestra Señora de la Piedad. «Procesionaremos pase lo que pase, con un ojo en el cristo y otro en el cielo, pero no hay que ser dramáticos porque seguro que nos echan una mano para que no haya lluvia y podamos procesionar», explicó con su característico sentido del humor a Periódico de Ibiza y Formentera.

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Lo cierto es que finalmente se pudo llevar a cabo la procesión con esta imagen, que volvió a salir solemnemente por la pequeña puerta lateral de la iglesia de Sant Elm por séptimo año consecutivo después de 70 años sin hacerlo. Desde ahí, en silencio, llevado por 18 miembros de la cofradía y acompañado únicamente por la luz de las antorchas de sus cofrades, el Cristo de la Sangre discurrió orgulloso, elegante y con una mayor decoración floral gracias a la ayuda otorgada por el Consell d'Eivissa, por su tradicional recorrido por las calles Cruz, Rimbau, Conde Roselló, Aníbal, plaza de sa Font y Antoni Palau para dar la vuelta y regresar con paso firma a la parroquia de Sant Elm.

Hoy por la mañana, esta misma cofradía celebra la bendición de ramos en la plaza de la iglesia a las 9.45 horas, seguida de una misa y de la procesión de La Borriquita del Santísimo Cristo del Cementerio hasta la iglesia de Santo Domingo.