El penúltimo concierto de la temporada en Las Dalias daba comienzo pasadas las 21.30 horas de este jueves y en esta ocasión el cantante ilicitano Miguel Campello fue el único artista programado para la noche.
El exvocalista del grupo El Bicho no daba tregua entre tema y tema. Entre ellos no faltaron los más célebres de la disuelta banda como Parque Triana, De los malos, Mamá Dolores o su particular y efectiva versión de Dame veneno que en su día popularizaron Los Chunguitos. Mientras, de sus trabajos en solitario en el mercadillo de Sant Carles sonó conmovedora la canción Agua, pan, amor y vino que precisamente da título a su último trabajo discográfico.
La esencia de Miguel Campello sigue imperturbable, así como esa característica voz que atrae tanto a sus incondicionales, conocidos entre ellos mismos como «los chatarreros». Si es cierto que, como ya explicara Miguel hace tres días en este periódico, es inevitable tener que estudiar nuevas fórmulas y buscar la fusión «reciclándome constantemente» para seguir en el mercado. De igual manera, su actual banda mantiene su razón de ser, ahora con Víctor Iniesta a la guitarra, Carlos Agullo al bajo, Pepe Andreu a la trompeta y Luis Fernández a la batería, el conjunto consiguió intimar con el numeroso público de Las Dalias a través de su peculiar romanticismo. Ese romanticismo propio del amor chatarrero de la periferia de alguna gran ciudad.
Precisamente su público, también chatarrero, consiguió el jueves hacer del mercadillo de Sant Carles su casa a pesar de que al principio estuviera algo tímido. Y es que Las Dalias es un reflejo de la convivencia de cualquier tribu social ¿urbana? No hace falta, aquí en Ibiza se junta lo mejor de cada casa y eso se vive con orgullo pero con la convicción de que hay una ley imperturbable que es la de la gravedad.
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