A pesar de que el periodo de rebajas está liberalizado y que cada comercio puede rebajar los precios en cualquier momento del año, son muchos los que mantienen la tradición de esperarse al 7 de enero para iniciar las rebajas de invierno, coincidiendo también con la fecha escogida por grandes franquicias.
El 50% era el descuento estrella en la mayoría de escaparates de las grandes franquicias, aunque algunos comercios también se lanzaron con promociones más agresivas del 70% o 75%. «Llevábamos el mes de diciembre con el 50% y como hemos visto que iba muy bien, hemos decidido poner el 70%», explicó Verónica Marín, encargada de la zapatería Histeric, que aseguró que no tienen problemas en competir con las grandes cadenas, porque tienen «clientes asiduos que vienen mucho y la calidad de nuestro producto es bastante bueno». Además, apuntó que el primer día empezó «bastante bien»: «Cuando he llegado a la hora de abrir ya había gente esperando».
En la tienda de ropa Inside contaban con descuentos de hasta el 75%. La encargada, Aixa Martínez, reconoció que aunque llevaban varios días de rebajas «hoy [por ayer] se ha notado que era el día fuerte y hay bastante movimiento». «Hay otras cosas que no se han descontado tanto», precisó Martínez, que aseguró que el gasto va «desde la gente que se gasta tres euros en una camiseta hasta los que se gastan 200 euros; no hay término medio».
Para los consumidores, algunos carteles de rebajas son engañosos. Según Sonia Cardona «de lo que ponen a lo que hay, existe una diferencia. Te ponen el 70%, pero luego cuando entras está al 20%». Otros, en cambio, tuvieron más suerte, como es el caso de Adela Sánchez que aprovecha este periodo para que le «cunda más el dinero»: «La ropa que antes me salía muy cara, ahora la estoy encontrando a mitad de precio o al 30%».
Aunque no todos se marcan un presupuesto para estas rebajas, sí hay consumidores que se ponen un freno. «Hasta ahora hemos gastado 100 euros, pero ya no podemos gastar más que también tenemos que comer y pagar el alquiler», señaló Gabriela Neres.
Aunque ayer se dio el pistoletazo oficial de las rebajas, los escaparates ya lucían carteles de descuentos desde principios de año e, incluso, desde el inicio de la Navidad. No obstante, ayer se abarrotaron las tiendas con amplias colas en los probadores y las cajas para pagar. «A veces ves alguna cosa que te gusta, pero como hay tanta gente, al final lo dejas y te vas por no esperar», destacó Toñi Marí.
El pequeño comercio, sobre todo en sectores que no son el textil, se vieron más resentidos en este avalancha de gente. La dependienta de una joyería de Vila, Sara Ramón, lamentó que «de momento, no se ha notado nada especial» y recordó que no pueden competir con las franquicias «porque son un mundo a parte y tenemos que intentar conservar una identidad y dirigirnos a públicos más concretos». Además, explicó que «a diferencia del textil no tenemos producciones de temporada a las que hay que dar salida. Todo es artesanal y dependiendo de las piezas de bisutería hacemos un tipo de descuento, entre un 20% o un 30%».
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