La desaladora de Vila, que produce un caudal de 13.000 toneladas al día, suministra a gran parte de la red local del municipio, lo que permite que los ciudadanos reciban agua apta para su consumo.

En una análisis encargado porPERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA al Laboratorio Biofarma se muestra que el agua de una vivienda particular es potable después de que todos los parámetros analizados estén por debajo de lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UE.

El agua de Eivissa está afectada principalmente por las concentraciones de cloruro, que confieren un sabor salado al agua debido a la salinización de los pozos, que se encuentran en esta situación por la sobreexplotación y la falta de lluvias en la isla.

En concreto, el estudio realizado el pasado 7 de agosto detalla que el agua analizada en una vivienda particular de Vila contiene 170 mg/l de cloruros, lejos de los 250 mg/l establecidos como máximo por la OMS, que explica que en las concentraciones superiores a 250 mg/l es cada vez más probable que los consumidores detecten el sabor salado, pero algunos consumidores pueden acostumbrarse al sabor que produce en concentraciones bajas. Así, en Sant Antoni alcanza los 200 mg/l mientras que en Sant Jordi, según los análisis publicados recientemente por este rotativo, se disparaba hasta los 3.700 mg/l.

El agua analizada en Vila contiene 16 mg/l de sulfatos, cuando el umbral no puede superar los 250 mg/l. Según la OMS, la presencia de sultatos puede generar un sabor «apreciable» y en niveles muy altos «un efecto laxante en consumidores no habituales».

En cuanto al calcio, se registró una cantidad de 32,06 mg/l –idéntica a la de Sant Antoni–, cuando puede alcanzar hasta los 100 mg/l, mientras que de magnesio se detectaron 7,296 mg/l (hasta 50 mg/l). La dureza del agua, derivada de la presencia de calcio y magnesio, generalmente se pone de manifiesto por la precipitación de restos de jabón. En este caso, alcanza los 6,16ºD, por lo que se clasifica como «blanda». Los intervalos van desde los 0 a los 4 (muy blanda) hasta más de 30 (muy dura). La OMS explica que el agua con mucha dureza puede provocar la formación de incrustaciones en las instalaciones, mientras que las aguas blandas pueden tener una capacidad de amortiguación del PH baja y ser, por tanto, más corrosivas para las tuberías. En este caso, el PH del agua es de 7,70 (los valores de referencia oscilan entre los 6,50 y los 9,50).

Por otra parte, el consumo de agua aumentó un 7,9% en Vila durante el primer semestre del año hasta situarse en 1.879.765 metros cúbicos suministrados por la red municipal.