«No había visto un verano tan malo desde el 90». Así de contundente se muestra Mariano, encargado de un bar del puerto de Vila. La mayoría de los empresarios de la zona que se dedican al negocio de la noche coinciden con él. Aseguran haber padecido un verano peor que el anterior, con una bajada en sus ingresos que se sitúa entre el 35 y el 40 por ciento. Un descenso que según aseguran, se viene repitiendo verano tras verano desde hace al menos cinco años.

Gran parte de la culpa la atribuyen a la proliferación de los beach clubs en la isla, que por franja horaria, dicen, se han llevado un volumen importante de su público de tarde-noche. Posan la mirada en Platja d'en Bossa y, más concretamente, en el famoso hotel inaugurado en el verano de 2011. «El Ushuaïa ha resultado un gran negocio para esa zona y un gran desastre para el puerto. Toda la gente que antes se encontraba en la Marina hasta las 11 o 12 ahora está en Platja d'en Bossa», se lamenta Carlos Lollo, dueño de un bar de copas de la calle Barcelona. Para ellos, lo que sucede en la zona de ocio josepina se puede calificar de competencia desleal: «El Ayuntamiento de Sant Josep permite la música hasta las 4 de la mañana, sin limitador, sin multas, con solo dos patrullas de policía para cubrir todo el área de Sant Josep y Platja d'en Bossa, mientras que aquí en el puerto estamos asediados por la policía. Estamos obligados a quitar la música a la una de la mañana y si te pasas un minuto te multan y te precintan del equipo de música», se queja David Acedo, otro empresario del puerto.

Esperanza

Aguardan esperanzados las obras de reforma de la fachada marítima, el inicio de las cuales está previsto para este mes de octubre. Se quejan del estado actual del pavimento, que se inunda cuando llueve, el del alcantarillado y la fea imagen del cableado exterior. «A este puerto ahora llegan yates de todo el mundo del más alto nivel. Éste es un buen público para nosotros, pero si la imagen que ofrece el puerto es ‘cutre' vamos a perder esta clientela. En cambio, en Marina Botafoch les pueden ofrecer un puerto decente, acorde a los niveles de exigencia de esta gente», se lamenta Acedo.

A este respecto, el vicepresidente de los vecinos y comerciantes del puerto, José Manuel Senén se muestra decepcionado por la cantidad de yates que han atracado este año en el puerto: «Han llegado muy tarde, hacia finales de julio, mientras que Autoritat Portuària nos aseguró que los tendríamos aquí toda la temporada. Se han visto más fondeados por la bahía de ses Figueretes que aquí, imagino que por los precios abusivos de los amarres».

Respecto al estado de suciedad del puerto, él mismo se ha encargado de quejarse ante el ayuntamiento por la frecuencia de la aparición brigadas de limpieza municipales en verano: «No es normal que solo pasen una vez por semana, igual que en invierno». Senén también ha trasladado al consistorio su oposición a lo que, en su opinión, hace mucho daño a la imagen del puerto: «Hace cinco años que hablamos con el ayuntamiento para que prohíban los relaciones públicas en la zona. Entre los dueños de los bares no hay consenso, pero el asedio de estos trabajadores por las calles del puerto ha hecho que se pierda a mucho público ibicenco y de calidad», concluye.