La norma, en trámite parlamentario desde el pasado mes de septiembre, pretende regular el acceso de los ciudadanos a la información de las Administraciones Pública y establece un catálogo de principios éticos, con infracciones y sanciones en caso de incumplimiento para miembros del Gobierno y altos cargos públicos.
Ayer mismo, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, recordó que esta nueva ley se encuentra en el Congreso, subrayó que lo más razonable es acometer una regulación similar a la que existe en el resto de países de la UE y precisó que se está trabajando en este sentido.
Rajoy se expresó en estos términos tras ser preguntado en una rueda de prensa por las medidas que podría adoptar el Gobierno para mejorar la imagen de la Casa Real tras la imputación de la infanta Cristina en el «caso Nóos».
Hasta ahora, el grupo parlamentario popular había apuntado que bajo la nueva Ley de Transparencia podrían quedar los recursos públicos que emplean diversos ministerios, como Interior o Exteriores, al servicio de la Casa del Rey.
En este sentido, el PP recordaba que la Constitución establece que el Rey «distribuye libremente» la cantidad que recibe de Presupuestos Generales del Estado «para el sostenimiento de su familia y Casa».
4 comentarios
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Y vivimos en la edad media manteniendo rey y reina infante infantes duques y duquesas vamos pagando los caprichos a la realesa mas futbol mas toros mas prensa del corazon mas mierdad para dormir a toda la nacion
Está seguro don Juan Carlos que desea transparencia? en cuanto a dineros públicos solamente o los que gana extras en negociaciones como donde estubo implicada Corinna?
Al juez castro "le han pegado un toque", via el fiscal Horrach. Con la casa real no se juega. Pero la casa real es un anacronismo bestial. Siglo XXI y todavía contamos con resquicios de la época feudal. Eliminemos YA este anacronismo, por favor. NADIE por nacer en una familia X debe contar con ayuda extra de los ciudadanos.
Si realmente desearan transparencia en las instituciones, no haría falta elaborar una ley ex profeso. Es como los decálogos de buenas prácticas: se hacen cuando ya la hemos cagado, y para salvar las apariencias.