Los profesores escenificaron cómo sería una clase con 35 alumnos con realidades muy diferentes. | María José Real

Con líneas marcadas en el suelo que delimitaban exactamente los 54,46 metros cuadrados, cada uno de los profesores, sentados en pupitres de cartón y que ejercieron ayer de alumnos, levantaron ayer en el Parc de la Pau sus carteles en los que se podían leer ‘desmotivada', ‘disléxico', ‘profe es que no callan',‘no me puedo concentrar' o, más hacia el final de la clase, ‘no veo la pizarra' en una protesta contra los recortes educativos en la que participaron más de 300 personas. Sentada en su mesa, la profesora con un gran cartel en el que se podía leer ‘Soy de Filosofía y daré catalán'.

Consecuencias

Con esta simulación de lo que sería una clase a partir del curso que viene si continúan adelante los recortes educativos planteados por el Gobierno, la coordinadora de profesores preocupados, que abarca a docentes de secundaria de todos los institutos de la Isla y tiene intención de llegar a profesionales de Primaria, se manifestó ayer para mostrar su descontento con unas medidas que conllevarán aumento de hasta 35 alumnos por clase en Secundaria y hasta 42 en Bachillerato, además de no cubrir las bajas de menos de un mes y que cada tutor podrá atender una única vez cada cuatro meses a los padres de los alumnos, según explicaron ayer los profesores. «El problema es la insostenibilidad del sistema que se plantean con estas medidas tan salvajes. Aumentará el fracaso escolar y disminuirá la atención que podamos prestar a los alumnos. Deseo poder mirar a mis alumnos a la cara, es lo que hago ahora y quiero hacerlo el año que viene, por eso estamos aquí, estamos convencidos de que lo podemos parar», explicó Joan Riera, portavoz de la coordinadora de profesores preocupados, que funciona de manera asamblearia y flexible. Este colectivo calcula, además, que las medidas podrían conllevar a la desaparición de entre 12 y 15 profesores por instituto. Otro de los problemas que se podría generar, según aseguró Riera, es la no detección de problemáticas sociales en la escuela al haber más estudiantes por clase. «En la Isla hay mucho lujo y mucho yate, pero también muchas problemáticas sociales que se detectan por primera vez en los centros educativos».

La protesta continuó en el Parc de la Pau con varias sonoras caceroladas que derivaron más tarde en una manifestación pacífica hasta Vara de Rey donde volvieron a simular lo que sería una clase con 35 alumnos en 54,46 metros cuadrados. Entre los participantes, muchos estudiantes también preocupados por su futuro en las aulas. «Una clase con 35 personas es imposible porque tiene que ser un caos, sobre todo el viernes a ultima hora» explicaron Marina, Paula, Gina y Alba, de 14 y 15 años y estudiantes de Sa Blanca Dona.