Miguel Botella es portavoz de las autoescuelas de Eivissa en un momento en el que, a nivel nacional, hay 437 profesores menos dados de alta que el año pasado y 11.469 carnés menos expedidos en el mismo periodo. Botella asegura que Eivissa, «se lleva su parte» de estas cifras.
-¿En qué momento se encuentra el sector?
-Está parado. La crisis nos afecta a todos y las autoescuelas no podíamos ser menos. Para que se haga una idea, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) fija el precio medio para una clase práctica de 45 minutos en 33,5 euros. En Eivissa el precio máximo es de 26 euros y el medio varía entre los 22 y 24 euros. Hay desesperación.
-¿Se han tenido producido despidos en las escuelas?
-Sí, en la mía en concreto éramos 9 profesores antes de que comenzara la crisis y nos hemos quedado 6.
-¿En qué porcentaje cifra el descenso de alumnos que acumula su negocio desde que comenzara la crisis?
-Debe de rondar el 50%.
-¿Se han planteado poner en marcha alguna serie de medidas comunes para afrontar esta crisis?
-Hemos intentado llegar a un acuerdo, pero por unas cosas o por otras, tenemos una lucha interna tan grande dentro, que lo que hoy decimos mañana se rompe. En este sector, no sé por qué, pero no conseguimos ponernos de acuerdo.
-Si consiguieran ponerse de acuerdo, ¿cuál sería una buena medida?
-Creo que el Estado debería de tomar cartas en el asunto y poner un precio mínimo para el permiso de conducir. Le daríamos a los alumnos una enseñanza digna y no jugaríamos con los precios basura que hay ahora. El alumno podría elegir el centro en el que estuviera más a gusto o elegir el vehículo que desea.
-¿Qué tipo de cliente es el que ha dejado de sacarse el carné de conducir?
-Lo hemos notado en los jóvenes y en la inmigración. Los jóvenes ya no tienen trabajo, con lo que no disponen de medios para poder sacarse el carné. La mayoría de ellos todavía viven con sus padres con lo que la situación es difícil. Y ya no existe esa alegría que había antes cuando el padre traía a sus hijos a la autoescuela cuando cumplían los dieciocho años para que pudieran conducir. Eso ha quedado atrás y nos afecta mucho.
-¿Cómo ve el futuro de las autoescuelas en Eivissa?
-Lo veo mal, sobre todo si no empieza a haber trabajo. Cada uno tendrá que tomar sus propios caminos para salir adelante, tomar sus propias medidas, pero lo veo crudo.
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