He hecho muchos viajes de vacaciones por la costa mediterránea y la verdad es que me parece que son muy completos; entretienen mucho. Hemos visto el espectáculo de tributo a Michael Jackson, el de los contorsionistas y el de repaso por la historia musical», explicaba ayer Maria, una turista francesa que repite estancia en una Eivissa que visitó por primera ocasión hace 28 años. Ella, su marido Fitoussi, su hija y dos amigos más franceses se divertían ayer con el resto de turistas en la fiesta española que el equipo de animación del hotel Palladium de Platja d'en Bossa celebra todos los viernes a mediodía con música y baile español a cargo de la compañía de Marga Molina, sangría y una deliciosa paella. Ataviados con trajes típicamente españoles, como torero y Tío Pepe, parte del equipo de animación salió a la piscina del hotel para empezar a animar el ambiente mientras el cocinero Àngel López preparaba la paella.

«El perfil de las personas que trabajan como animadores está muy claro: son gente muy comunicativa, que sabe conectar con los clientes, sin pudor y sin vergüenza», explica María José Ramos, directora de animación del Grupo Empresas Matutes, mientras los animadores conversaban animadamente con algunos clientes.

Y es que si algo tienen que conseguir es caer bien a los que se alojan en el hotel y hacer que disfruten con las fiestas temáticas y los espectáculos. «He trabajado con niños, adolescentes, gente mayor, en bodas y comuniones, por ejemplo. He viajado por Canarias, Caribe y Austria, entre otros países. Me encanta el mundo de la animación por el trato con la gente. Llevo cinco años en este trabajo y el consejo que daría a quienes están empezando es que se olviden de las empresas intermediarias de animación y que elijan empresas grandes y fuertes, con departamento propio de recursos humanos, como en la que estoy ahora», asevera José Luis Rodríguez, que ha interpretado muchos papeles a lo largo de su vida (león, payaso, drácula, bailarín de Mamma Mia, por ejemplo), aunque precisa: «Me quedo con Drácula, que tiene algo de teatro y baile».

Si bien parece que todo en su profesión es fácil y divertido, las personas que trabajen en animación tienen que ser multidisciplinares: «Aquí no buscamos actores ni bailarines, aunque si saben bailar o cantar, pues es un añadido más. Tienen que saber hacer un poquito de todo, desde montar el equipo de sonido hasta saber posiciones de baile», puntualiza Imma. Raimondo Burrai, que lleva 11 años trabajando en animación tiene claras las proporciones:«El 80 por ciento es diversión, pero también hay que tener disciplina porque, por ejemplo, se tienen que cumplir los horarios».