Jordi Tirurit y Melchior Arnold hicieron la promesa en el mundial de fútbol de 1990 de asistir a la próxima convocatoria futbolística de este tipo que tuviera lugar en Àfrica: «En ese mundial, el de Italia, veíamos a los africanos en las gradas con sus máscaras y la verdad es que nos encantaba cómo vívían los partidos o cómo celebraban los goles, por ejemplo. Entonces hicimos la promesa de acudir al Mundial de Sudáfrica. Además de Jordi y yo también hicieron la promesa dos amigos, pero por cuestiones de la vida no han podido venir al mundial de este año», asegura Melchior, que en la actualidad compagina sus labores como entrenador de fútbol con tareas de life coach. Jordi, por su parte, compagina también su pasión por el fútbol con su profesión como taxista.
Además de vivir la parte más deportiva de la cita mundialista, estos dos amigos de Sant Joan decidieron aprovechar el viaje para realizar una labor social: «El año pasado ya teníamos claro que iríamos al Mundial de Sudáfrica y fue entonces cuando empezó a tomar forma la idea de la Ong Football Smiles. Sin embargo, no ha sido hasta enero de este año cuando hemos tenido el nombre, el sitio web (www.footballsmiles.com) y nos hemos constituido oficialmente como entidad sin ánimo de lucro. La sede está en nuestro pueblo, Sant Joan, y tenemos una cuenta abierta en Sa Nostra para quienes quieran ayudar», explica Melchior.
Si bien asumen que es muy díficil cambiar las condiciones de vida de estos niños, Melchior y Jordi quisieron transmitir a los más pequeños con su proyecto de Football Smiles un poco de felicidad: «Queríamos compartir un poco de alegría con los niños. Ojalá pudiéramos cambiar sus vidas, pero es muy complicado y se necesita mucho dinero que no tenemos. Les dábamos un balón de fútbol porque con él podían jugar, practicar deporte y además les dura en el tiempo. Allí los niños juegan con cualquier cosa: botellas, basura, plásticos o trapos». A este reparto de balones se sumaba en función de las necesidades de cada orfanato comida, otros juguetes como aros, mochilas o zapatillas: «Siempre ajustándonos al presupuesto de 100 euros por centro educativo», precisa Melchior.
Así, en once semanas estos dos amigos ibicencos han visitado 14 orfanatos y colegios de Kenia, Tanzania, Malawie, Mozambique y Sudáfrica por los que han repartido más de 150 balones de fútbol, la herramienta para conseguir las sonrisas de los más pequeños al tiempo que les transmitían la importancia del deporte: «Repartíamos balones que hacía otra Ong en Kenia, Alive and Kicking, con mensajes que les impulsaban a prevenir la malaria y el sida. Además siempre llevábamos naranjas, que son algo dulce y muy nutritivo y que además podíamos repartir a todos los niños del cole», explica Melchior.
El día a día de estos dos amigos en Sudáfrica se centraba en localizar los orfanatos, entrar en contacto con el personal de los centros para explicarles el proyecto y pasar la tarde con los niños jugando y compartiendo pequeños momentos de felicidad.
El futuro del proyecto Football Smiles pasa por conseguir colaboraciones de personas que quieran llevar ilusión en balón de fútbol a otros continentes del mundo: «La idea es que Football Smiles se amplíe con personas que si por ejemplo viajan a un país de Asia lleven balones y expliquen qué es la Ong y lo que hace», cuenta Melchior. Y añade: «Sabemos que no podemos ayudar a todo el mundo, pero podemos cambiar una tarde de sus vidas, darles buenos recuerdos y con un pequeño granito de arena conseguir que sean un poquito más felices».
El proyecto tiene una cuenta en el banco Sa Nostra donde las personas interesadas en colaborar pueden hacer sus donaciones.
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