Un Sant Cristòfol con sabor agridulce

Alicia, de la guardería Els Angelets, explicaba el porqué de esta decepción: «A nosotros nos han dicho que viniéramos aquí a hacer manualidades, pero nos hemos encontrado cuatro tablas mal puestas. No se han organizado nada bien». Además, añadía que «hacía años que no se celebraba esta fiesta aquí y han querido aprovechar las obras en el párking para hacerlo, pero no hay fuerza suficiente para llevarlo adelante».

En este taller los niños podían dibujar soles con ceras y gumets o hacer lámparas con forma de serpiente. Por otro lado, también había plastelina de diferentes colores, para que los niños creásen figuras.

Aparte de este taller de manualidades, un castillo hinchable era probablemente lo más atractivo para los niños, que hacían cola para entrar en él. Para las madres, en cambio, no era tan atractivo. «No me puedo creer que cobren tres euros para entrar allí. Es carísimo», decía una de ellas, mientras que otra añadía que «un globo vale cuatro euros, que yo lo ha tenido que pagar».

Finalmente, se prometió un karaoke, que también fracasó. Un grupo de jóvenes cantaba en el escenario, a lo que las madres también se quejaban: «Sólo dicen palabrotas. Nos han dicho que habría fiesta infantil y nos encontramos esto», concluía una mientras las demás asentían.

Cambio

El parque Reina Sofía, a cargo de la Asociación de Vecinos de sa Capelleta fue otra historia. Decenas de personas ambientaban el lugar mientras Pota Lait y la Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Agonía ensayaban sus respectivas actuaciones. Aquí también se pudo disfrutar de un castillo hinchable, pero no fue lo único, ya que horas antes se había podido asistir a una exhibición de un mago y otra a cargo de la escuela de karate Asican.

Durante el día de hoy también hay previstas diferentes actividades tanto en el barrio de es Pratet como en sa Capelleta. Habrá que ver si tienen más éxito que las del día de ayer