La entrenadora de Iván le indica continuamente cómo debe hacer los ejercicios.
Lejos de lo que se puede pensar, un entrenador personal no sólo trabaja con gente 'guapa' que quiere mantenerse en forma, sino que también lo hace con personas que tienen algún tipo de lesión o, incluso, con aquellas que, por razones profesionales, necesitan una preparación física específica, como bomberos o policías.
«Un entrenador personal tiene que tener mucha experiencia y estar muy formado. Debe tener conocimientos de medicina deportiva y nutrición, entre otras muchas cosas. Yo ahora acabo de obtener el título de técnico superior en nutrición y dietética», explica Ana Rus, que además de entrenadora personal, es una experta en deporte adaptado.
Más de 1.000 personas han pasado por las manos de esta profesional y cada una de ellas con unas necesidades específicas. Iván, es uno de los casos más especiales, ya que es un joven con una discapacidad neuromotora y con muchas dificultades de movimiento. Con él hace 1 o 2 sesiones semanales de fitness adaptado en el gimnasio Nirvana de Platja d'en Bossa. «Con Iván trabajo mucho el cuadro inferior porque tiene poca masa muscular en las piernas. Además, tiene una importante desviación en la columna, por ello también hacemos ejercicios para esta zona del cuerpo», explica Rus, mientras le indica a Iván cómo debe poner las piernas en una de las máquinas del gimnasio. «Para hacer ejercicio físico se requiere mucha constancia y, en su caso, tiene entrenador personal por una cuestión de necesidad y de salud. En cambio, otras personas contratan un entrenador personal porque no tienen fuerza de voluntad y, de esta manera, se obligan a hacer deporte», comenta.
En el caso de Iván, Ana Rus aplica sus conocimientos deportivos a unas necesidades especiales, de igual modo que lo hace con Lliber. «Con ella hago clases de pilates pero, además, hacemos ejercicios específicos para su lesión de tobillo», explica. Dos o tres veces por semana, Lliber, que practica fútbol, además de hacer ejercicios de mantenimiento también refuerza la zona en la que tuvo la lesión. «Hacemos ejercicios con la pelota y, en ocasiones, actividades como caminar por la playa», añade Rus. Además de estas clases privadas, también imparte pilates y body balance en el espacio terapéutico Ananda, ofrece cursos de pilates en el Casal de Dones y ahora ha empezado un curso en la ONCE de pilates adaptado para personas con discapacidad visual.
La figura del entrenador personal tiene múltiples facetas, desde la estética, hasta la terapéutica, pasando incluso por la profesional. Además, los lugares en los que pueden impartir sus clases son también de los más variado: Desde en casa, hasta en la oficina, incluso abordo de una embarcación o en la misma playa. Por ejemplo, Ana Rus fue contratada en 2004 para dar clases a un millonario en la isla privada de sa Ferradura.
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