El delegado en Eivissa y Formentera del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), Ramón Arnau, apuntó ayer que el sector continuará perdiendo fuerza si no se recupera la confianza en empresarios y particulares por parte de las entidades bancarias que, criticó, «fueron quienes hincharon al sector, concediendo créditos con muchas facilidades y quienes hoy impiden poder adquirir una vivienda».
Arnau consideró que la demanda continúa y que incluso «habría compradores en estas fechas de agosto, y más de cara al otoño», pero agregó que «la psicosis hace que se espere a que los precios bajen mientras que los bancos ponen trabas incluso a parejas de funcionarios con dos sueldos fijos».
La reducción en el valor de los inmuebles de segunda mano podría rozar ya el 18% mientras que los de primera mano estarían un 15% por debajo del registrado antes de que se iniciara la crisis. Arnau consideró que, aún así, el mercado inmobiliario en las Pitiusas se verá «resguardado» por las especiales condiciones de la Isla, «donde el terreno es un bien copado y, por ello, no peligra su valor», aseguró.
Bajada del Euribor
La bajada del IPC y del Euribor y su afección a la vivienda no es una «salida» a esta crisis, según apuntó, «ya que en préstamos a 40 años con hipotecas de 650.000 euros, aunque suponen un ahorro de 250 euros al mes, no es una cuantía muy importante », agregó.
La situación negativa se extenderá hasta el próximo año, según lamentó el experto, quien consideró que el alquiler con opción de compra será una medida que cobre una mayor importancia en los próximos meses, por encima de la conversión de promociones terminadas en VPO, «ya que mucha gente en situación de desempleo no puede ni siquiera pagar este tipo de pisos».
Para ello, Arnau apostó por que se modifiquen las actuales leyes, «ya que la gente tiene miedo a alquilar, ya que se encuentran desamparados si un inquilino puede estar sin pagarles hasta quince meses». «Los hechos repiten parámetros de la última crisis vivida en las Pitiusas y en todo el país», apuntó.
El miedo y la cautela de compradores y bancos se está traduciendo en el cierre de inmobiliarias en las Islas que se ven incapaces de mantenerse durante este trimestre, en el que las ventas son muy bajas. El Colegio de API acoge a 32 agentes asociados en Eivissa que tardan hasta cuatro meses en cerrar la venta de un inmueble «sea de la categoría que sea», lamentó Arnau. Las inmobiliarias que no han podido soportar la crisis «responden al perfil de franquicias que habían florecido en época de bonanza y que no tenían garantías de supervivencia», aseguró.
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