Joan Mesquida y Lurdes Costa, alcaldesa de Vila, proceden a llenar 'la cápsula del tiempo'. Foto: G. G. L.

Las obras del parador que se construirá en el Castillo de Dalt Vila son, desde ayer por la tarde, una realidad después de que se pusiera la primera piedra de la instalación. La intervención actuará sobre los 8.576 metros cuadrados del recinto histórico, que junto a la Almudayna, supuso el núcleo fortificado de la ciudad previo a la construcción de las murallas renacentistas. Las obras tienen un plazo previsto de ejecución de 30 meses y su coste será de 11'3 millones de euros, cifra a la que habrá que sumar otros tres millones en equipamientos.

Una vez acabado el parador se habrá dotado a la ciudad de un alojamiento de nivel medio-alto con 72 habitaciones (65 dobles, cuatro individuales y tres adaptadas, lo que sumará 140 plazas) y una suite, pero también se habrá recuperado un espacio histórico que ha sufrido el abandono desde que cesó el uso por parte de Defensa.

«Éste es el primer paso para la recuperación definitiva de un espacio emblemático que los ibicencos desearíamos no haber conocido nunca en su estado actual», destacó la alcaldesa Lurdes Costa al inicio de su intervención en el acto oficial. La primer edil destacó que el Estado asumirá la inversión necesaria «para convertir este espacio tan querido, pero muy degradado, en un referente turístico en la Isla y en Balears, puesto que será el primer y único parador turístico de la Comunitat».

La 'guinda' de Dalt Vila

Por su parte, Xico Tarrés (ahora presidente del Consell pero que ocupaba la alcaldía de Eivissa cuando se logró el visto bueno de Paradores), aseguró que el nuevo recinto hotelero «será especial» y que será la «guinda del pastel de Dalt Vila que dé vida al barrio».

Por su parte, Antich declaró su satisfacción «porque Eivissa tenga parte en la red de paradores, aunque también es una noticia extraordinaria que la red de paradores pueda contar con Eivissa». «Un lugar tan extraordinario que se merecía estar en un sistema que da calidad a la actividad turística, una apuesta por la calidad y la excelencia», añadió.

El president destacó la importancia de la «conjunción del trabajo de la cultura y el turismo», además de resaltar la excelente posibilidad que supone diversificar. «En un mundo globalizado, la singularidad es el mejor norte que seguir», concluyó.

Por último, el secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, se mostró convencido de que el de Dalt Vila «será uno de los mejores de toda España y uno con las mejores vistas de todo el país». El 'segundo de a bordo' del ministerio en materia turística resaltó la importancia de que Paradores participe en el proyecto. «Se trata de una marca muy reconocida en todo el mundo por la calidad de sus hoteles», explicó Mesquida, quien añadió que, «además, hace una cosa muy bien que es el recuperar espacios de patrimonio histórico, de gran contenido artístico y cultural, a los que da valor», continuó.

Por último, Mesquida resaltó que con la construcción del centro de Eivissa «se culminará el proyecto de que las 13 ciudades españolas reconocidas como Patrimonio de la Humanidad cuenten con un parador».

Tras los discursos, se procedió a la colocación de la primera piedra. En realidad, se trata de una vitrina que recoge ejemplares de los periódicos de ayer y monedas de curso legal que permanecerá enterrada bajo una placa que recordará el inicio de los trabajos.

La intervención en el recinto permitirá conservar algunos restos e instalaciones de gran valor y que incluyen un aljibe y una cisterna púnica. De esta época, alrededor del año 200 antes de Cristo, datan algunos restos encontrados, aunque también figuran hallazgos de la etapa vándala y de otras épocas posteriores.

También se podrá contemplar un molino de pólvora o grafitos del siglo XIX como auténticas curiosidades.

En cuanto al conjunto arquitectónico, éste formó parte del recinto gubernativo-militar posterior a la conquista catalana. Un fragmento de la primera muralla de Eivissa también quedará visible, al tiempo que se mantendrán edificaciones del siglo XVI, como el edifici de ses Voltes y los bajos del cuartel de Simón Poulet.