Alrededor de 700 personas respondieron ayer a la llamada de los sindicatos, entidades sociales, fuerzas políticas y de la comunidad musulmana de la isla, para manifestarse en contra de la ofensiva israelí al pueblo palestino, un asedio que ya se ha cobrado más de 800 víctimas y ha superado los 3.500 heridos.
Vara de Rey fue el epicentro de esta protesta en la que se mezcló una gran participación de residentes marroquíes pero en la que no faltaron vecinos de toda la isla, además de políticos y representantes de entidades sociales, solidarias y de inmigrantes.
Como era de esperar, los protagonistas fueron los residentes musulmanes que no cesaron en los cánticos y en los lemas contra Israel y en defensa de Gaza, mezclado con gritos en árabe de «Alá es grande» y de frases cuya traducción indicaba que «los judíos tendrán su merecido» y que «con la sangre y con la vida defenderemos a Gaza». Banderas palestinas, marroquíes y argelinas también ondeaban en la manifestación, en la que además se quemó una sábana cuya inscripción igualaba la estrella de David con el símbolo Nazi y que representaba la bandera israelí. El acto de quemar esta bandera no gustó a muchos vecinos de la isla e incluso algunos decidieron abandonar la manifestación en ese mismo instante.
En el encuentro también tuvo lugar la lectura del manifiesto en catalán y en árabe. En el mismo se condenó «la brutal agresión del ejército israelí» y se pidió «como exigencia inmediata y urgente que se detenga la masacre que está sufriendo el pueblo palestino». «Los representantes de la Unión Europea y el Gobierno Español se han limitado a pedir el fin del a violencia sin ejercer las medidas de presión que están a su alcance», reza el manifiesto que reclama además «que la ciudadanía pitiusa no compre productos israelíes» como forma de boicot.
«Ha llegado la hora de que todo el mundo salga a la calle para manifestarse en contra de la ofensiva sionista sobre el pueblo palestino», apuntó el presidente de la Asociación Marroquí Mediterránea de Eivissa y Formentera, Chakir Bouassel. «El objetivo de la manifestación es unir nuestra voz a todas las voces que han salido en varias ciudades del mundo presionando a la comunidad internacional para que hagan algo, para que actúen, porque el silencio de la Comunidad Europea, de la ONU y de los gobiernos árabes es un silencio cómplice», apuntó Bouassel, quien remarcó que el mundo árabe que está junto a Gaza «está en la calle y en el pueblo». «Los gobiernos árabes están negociando con el enemigo y son cómplices, porque la realidad es que si no fuera por ellos, esta guerra no existiría», destacó.
La manifestación se prolongó durante más de una hora y desde la organización se anunciaron más actos de protesta para la próxima semana.
No fueron pocos los que ayer se ataron la el pañuelo palestino o «kufiya» a la cabeza tapándose el rostro, una prenda de origen rural que Arafat convirtió en símbolo de la resistencia de este pueblo palestino. «Significa que estoy preparado para la guerra y que no importa lo que me pase a mí porque defiendo a mi familia», apuntaba un residente marroquí durante la manifestación, en la que los niños protagonizaron la teatralización de un pequeño palestino muerto, envuelto en la bandera y llevado en brazos por los adultos, una imagen que se repite cada día en Gaza. Por último, cabe destacar que aunque la manifestación fue ruidosa y efusiva se disolvió pacíficamente.
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