Eivissa está muy bien. Tiene unas panorámicas excelentes». Así se expresaba ayer José Antonio, un aficionado a las motos antiguas que el jueves llegó procedente de Alicante para pasear a lomos de su BMW R60 con sidecar del año 60. Es uno más de los 120 moteros que estos días se han reunido en Eivissa para participar en la duodécima edición del Rally Isla de Eivissa, organizado por el Club de vehículos históricos de las Pitiüses, que durante todo el fin de semana recorrerá carreteras secundarias a unos 40 kilómetros por hora, ya que las motos, por edad, no dan para mucho más.

Hay moteros de todas partes. Incluso este año ha venido uno de Costa Rica, que ha aprovechado el viaje como luna de miel. Se trata de Damilo Coto, que utiliza en este rally una moto igual a la que tiene en su país, una NSU Konsul 500 cm del año 54. «Sería una locura traerla desde Costa Rica», asegura Coto, que está encantado con la isla. «Aunque encuentro la comida bastante diferente, porque allí estamos acostumbrados a comer arroz y fríjoles», apunta el costarricense tras probar la sobrasada en Can Caus, lugar en el que hicieron una parada ayer por la mañana para degustar embutidos típicos de la isla.

Los moteros, entre los que además de muchos participantes de la península hay británicos y suizos, recorrieron ayer por la mañana toda la parte norte. «Cada día hacemos unos 110 kilómetros», explica Martín Real, presidente del club anfitrión, que añade que la moto más antigua de las que se han congregado es de los años 30. Hoy seguirán recorriendo la isla y visitarán Las Dalias -«esto para las señoras es sagrado»-, y el domingo harán todo el perímetro de la isla por la costa. Todo ello aderezado con numerosas paradas para disfrutar de la gastronomía pitiusa.

Este encuentro, en el que reina el buen ambiente y las ganas de pasarlo bien, va acompañado de tres coches escoba, porque las motos pueden tener algún problema técnico. C. Roig