El propietario de la finca, Antoni Planells, no dudó en tirarse al hoyo abierto por la excavadora, y fue seguido por un grupo de casi 20 personas. Los antiautopista se pusieron una cinta en la boca para que no les pudieran decir que insultaron a los agentes, según explicaron algunos. También se unieron unos a otros con la cinta. La Guardia Civil les aseguró que se podían retirar porque la máquina no iba a seguir. Sin embargo, no fue así, lo que provocó, explican, que volvieran a meterse en el hoyo.